El Museo de Bellas Artes de Valencia
La capital del Turia puede presumir de tener un gran patrimonio cultural y este museo es un claro referente, con obras de gran valor histórico.
El Museo de Bellas Artes de Valencia es el referente museístico más importante de la Comunitat Valenciana y la segunda mayor pinacoteca de España con obras de los siglos XV al XIX. Se encuentra frente al antiguo cauce del río Turia, dejándose alumbrar cada día por la cálida luz propia del Mediterráneo.
En sus colecciones hay obras de grandísimos artistas como Juan de Juanes, Velázquez, Jacinto de Espinosa, Murillo, Sorolla o Goya, entre muchos otros. También tiene en sus fondos esculturas, piezas arqueológicas, fragmentos arquitectónicos, dibujos y grabados, fotografías y artes decorativas.
Historia del Museo de Bellas Artes de Valencia
Desde su apertura en 1839, han pasado casi dos siglos en los que ha sido testigo de la evolución de la ciudad de Valencia. Tuvo su origen en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, fundada en 1768. Esta corporación reunió un pequeño conjunto de obras fruto de las donaciones de maestros y alumnos, que se convirtieron en la primera gran aportación del que sería el futuro museo. El impulso que lo convirtió finalmente en un museo se produjo de 1835 a 1837, cuando se fomentó la creación de museos provinciales de Bellas Artes con las obras de arte incautadas a los conventos suprimidos. Las obras estuvieron en el edificio del Temple y, después, en el convento del Carmen.
Abrió sus puertas al público el 5 de octubre de 1839 aunque, con la Guerra Civil, el museo fue desmontado y utilizado como almacén del Tesoro Artístico. Tras la guerra, dado el mal estado en el que quedó el edificio, se trasladó el museo al Colegio Seminario de San Pío V, donde se encuentra actualmente. Este Colegio fue fundado en 1683 por fray Juan Tomás de Rocabertí, arzobispo de Valencia. El maestro de obras fue el mismo que el de la Catedral, y su construcción se realizó entre 1683 y 1744. Antes de convertirse en sede del Museo de Bellas Artes fue academia militar de cadetes, casa de beneficencia, almacén de provisiones del ejército y hospital militar.
En cuanto a su dirección, se vio siempre ligada a la Academia de San Carlos, por lo que los presidentes de esta corporación eran los que ejercían esta labor. Sin embargo, a partir de 1913, por el Real Decreto de 24 de julio, el museo quedó al margen de esta tutela, siendo una institución autónoma dependiente del Estado y regida por un Patronato. Se creó así la figura del Director del Museo, el primero de ellos Luis Tramoyeres Blasco. Tras él, han sido muchos los directores y muchas las etapas que ha pasado el museo hasta el día de hoy, que está dirigido por Pablo González Tornel.
El Museo de Bellas Artes
El recorrido museístico comienza en los “Primitivos Valencianos”, que engloba a artistas desde finales del siglo XIV a principios del XVI, como Jacomart, Reixach, Alcanyís o Nicolau. Destaca la escuela valenciana con Juan de Juanes y obras de grandes pintores como Espinosa, Vicente López o Pinazo. En cuanto a los artistas nacionales e internacionales, destacan Pintoricchio, Andrea del Sarto, Van Dyck, Murillo, Velázquez, El Greco y Goya. Impactan al visitante las salas que albergan la pintura gótica, en la que se recogen obras de Pinazo y Benlliure, y destaca el museo también por sus fondos renacentistas, pues Valencia fue la puerta de entrada a España de esta corriente artística.
Entre sus atractivos, subrayar la obra inédita de Velázquez, así como el Patio del palacio del Embajador Vich, un significativo conjunto del Renacimiento hispánico. El noble valenciano Jerónimo Vich y Vallterra (1459-1534) fue embajador del rey Fernando el Católico ante la Santa Sede, y de Carlos I después.
Vich es recordado como actor principal de uno de los períodos de más esplendor de la historia del arte occidental durante su estancia en Roma, de 1507 a 1521. De allí trajo importantes pinturas y una gran sensibilidad artística. Sobre 1527 mandó construir su palacio en Valencia, con un importante cortile de columnas clásicas, arcos, cornisas, frontones y capiteles de fina labra. En 1859 se derribó la construcción, pero años después, y tras idas y venidas de los mármoles que lo componían, se logró colocar el conjunto histórico de este patio en el Museo de Bellas Artes, dándole el valor que merece y convirtiéndose en uno de los lugares más emblemáticos de Valencia.
