Los jardines más bonitos de la ciudad de Valencia
Valencia ofrece a belleza, historia y tradición por los cuatros costados y, claro, sus jardines no iban a ser menos. Descubre qué esconden algunos de sus vergeles más conocidos.
Valencia cuenta con muchas zonas verdes, en parte, por su marcado carácter y clima mediterráneo. Hay muchos jardines que los valencianos recorren cada día de forma natural, otros que visitan expresamente y, todos y cada uno de ellos, abren sus puertas a las personas que están de paso por la ciudad y no quieren irse sin conocer estos rincones que invitan a soñar.
Aunque el listado es amplio, nos hemos quedado con cuatro jardines muy céntricos que forman parte de esos lugares tan valiosos que debes conocer, por pertenecer al patrimonio cultural de la ciudad de Valencia. Por algo es conocida como la ciudad de las flores.
Los Jardines de Monforte
Este jardín, muy cercano al río Turia, tiene el reconocimiento de Bien de Interés Cultural. Hoy en día, algunas personas de la ciudad todavía lo conocen como el Jardín de Romero, en recuerdo de su primer propietario en el siglo XIX. Después de él, se trasladó a la familia Monforte en 1872 y 100 años después, en 1971, pasó a ser de dominio público.
Ofrece una curiosa composición con tres zonas diferenciadas: un jardín formal junto a la casa con rosales y crisantemos rodeados de murta, una huerta que ya no existe actualmente y un bosque de gran valor botánico con especies como el ciprés fúnebre, la eritrina o el gran ginkgo. Además de la flora, tiene esculturas importantes como las estatuas mitológicas de Dafnis y Cloe o el Patio de los Leones, de Bellver Collazos.
El Jardín Botánico
El Botánico representa la mayor exposición municipal de investigación botánica y pertenece a la Universitat de València. Se inició en 1802 influenciado por el movimiento de la Ilustración, que tenía el conocimiento como objetivo principal, y se ha mantenido hasta nuestros días. Aunque, en un primer momento, se compuso de especies de la América colonial, más tarde acabó acercándose a los cultivos tradicionales de la huerta valenciana.
En intervenciones posteriores se trató de seguir la estela del diseño del Botánico de Madrid y, en detrimento de perder parte de su carácter autóctono, se incorporaron colecciones de palmeras, arbóreos americanos y crasas. En las últimas modificaciones se ha añadido más flor valenciana y mediterránea.
El Jardín de las Hespérides
Junto al Jardín Botánico está el de las Hespérides, cuyo nombre centra el origen, la estructura y la composición en la mitología griega. No es de los más conocidos de Valencia, pero ofrece una visita muy interesante y curiosa nada desdeñable a través de casi 5000 metros cuadrados de cítricos, árboles y esculturas mitológicas.
El hilo argumental del recorrido centra su eje en la leyenda de Hércules, pues van apareciendo escenas y personajes de este relato mitológico convertidos en plantas y esculturas. En el acceso al jardín, como invitación al visitante, puede leerse ‘A través de las olas del mar profundo llegaron a la hermosa isla de los dioses, allí donde las hespérides tienen su casa de oro’. Tras esta puerta empieza la magia que representa el conjunto vegetal y las esculturas Miklos Pàlfy.
El Jardín de Viveros
Es uno de los más populares jardines de Valencia, por su valor histórico, cultural, ecológico y paisajístico. Ya en época musulmana había, en estos terrenos, una almunia, que fue construida por los sultanes de la ciudad. Más tarde, los reyes cristianos, mantuvieron la construcción y la ampliaron, pasándose a llamar los ‘Jardines del Real’. Trágicamente, todo fue destruido en el siglo XIX para evitar beneficiar los bombardeos franceses, y no fue hasta un siglo después cuando comenzó su reconstrucción hacia el parque que conocemos hoy en día.
Tiene más de 2700 árboles de 160 especies diferentes, entre los que destacan las Palmeras Washingtonias o el Kusamaki. Hay también esculturas creadas sobre mármol de Carrara como la Diosa Flora de Font Blanch, los Dioses de Antonio Ponzanelli o el Despertar de Benlloch Casarés. Además, el complejo cubre muchas necesidades locales de ocio como la Feria del Libro o los conciertos de la Feria de Julio.