El jardín botánico de Cullera, un pequeño oasis por descubrir
Cullera es un destino con muchos encantos y no cabe pasar por alto una visita a su jardín botánico, en el que se puede dar un agradable paseo entre especies vegetales tropicales.
La ciudad costera de Cullera, en la provincia de Valencia, es un lugar con un gran atractivo para muchos turistas, especialmente por sus playas. Sin embargo, una de sus joyas se encuentra a las afueras: su jardín botánico. Se trata de una institución de carácter privado cuyo objetivo es la divulgación del ecologismo y la lucha contra el cambio climático.
Además de tener un jardín visitable, este oasis cuenta con un invernadero con venta de plantas y un buen sendero por el que pasear y dejarse llevar, descubriendo diferentes especies vegetales de todas partes del mundo.
Jardín Botánico de Cullera
El Botànic de Cullera está formado por un recinto ajardinado de 22.000 metros cuadrados, en el que hay plantada una extensa colección botánica con más de 2.500 especies vegetales. Tiene más de 150 tipos de palmeras y supera las 50 variedades de Dioones, Cycas, Macrozamias, Encephalartos y Zamias. Además, se puede contemplar también una gran colección de plantas autóctonas, cactáceas, arbóreas y aromáticas.
El recorrido por este jardín es un agradable paseo de unos 3 kilómetros de caminos entre una gran vegetación, en el que todos los sentidos se ven implicados. Se disfruta desde la biodiversidad que nos rodea hasta del ritmo pausado de la flora y la fauna que habitan allí. Sin ruido y sin estrés.
Tiene una masía del siglo XIX, restaurada para alojar el Museo Etnológico. En este edificio se pueden ver herramientas e instrumentos tradicionales que se usaban antiguamente para cultivar el campo en esta zona. El jardín se puede visitar de lunes a sábado de 9 a 14 y de 15:30 a 18:30h, y domingos de 10 a 14h. El precio de acceso es de 3 euros por persona y, además de la visita individual, también se ofrecen visitas para asociaciones y colegios.
¿Qué ofrece el botánico de Cullera?
Nada más entrar al aparcamiento, destaca un olivo centenario bajo el que hay la escultura de un buda de piedra. El recorrido arranca en un invernadero repleto de árboles frutales y, tras esta visita, comienza una ruta por el exterior del jardín. Una de sus peculiaridades es la gran variedad de palmeras que hay. Se pueden ver desde las especies más pequeñas a las más antiguas, pasando por palmeras de colores, incluso.
Para las visitas de los colegios o de otro tipo de grupos infantiles, disponen de una ‘Aula Verde’ en la que poder completar el acercamiento y la comprensión a la naturaleza. Allí podrán descubrir numerosas especies vegetales, así como sus propiedades, características y singularidades.
Sea cual sea el motivo que te lleve a visitar el Botànic de Cullera, en tu recuerdo quedará la sensación de haberte adentrado en un auténtico edén, con diferentes zonas y con una que destaca sobre las demás, el lago de palmeras del mundo. Un pequeño oasis poco conocido al que querrás volver.