La Mezquita del Cristo de la Luz en Toledo

No es el monumento más visitado en Toledo, pero sí es uno de los más importantes. Ocurre que entre tanto patrimonio como tiene la ciudad, puedes quedarte prendado en la Catedral o persiguiendo las huellas que dejó el Greco y pasar por alto algunas de las joyas más interesantes. No pasa nada, porque no se puede abarcar Toledo en una sola visita y seguramente querrás volver.

Estamos hablando de la Mezquita del Cristo de la Luz, uno de los monumentos más representativos de la arquitectura califal en Toledo. Puedes encontrarla también con el nombre de Mezquita del Bal al-Mardún y el encuentro por sorpresa es precisamente la forma más habitual de conocer este monumento en Toledo. Te perderás por el laberinto de calles del casco histórico y sin saber cómo ni por qué, tus pasos te llevarán hasta este punto cargado de historia y de leyenda a partes iguales.

Visitar la Mezquita del Cristo de la Luz

La Mezquita del Cristo de la Luz se construyó en el año 999 tal y como informa la inscripción en caracteres cúficos. Pero tratándose de Toledo y su condición de ciudad Patrimonio de la Humanidad te puedes imaginar que la historia de este monumento no comienza en ese año. En el recinto hay restos de todas las épocas históricas y allí han dejado su huella visigodos, romanos, islámicos y cristianos.

A pesar de que el edificio no es muy grande, sí es impresionante. En su interior hay nueve espacios diferentes en los que se mezcla el estilo califal con el posterior añadido de un ábside mudéjar. También tiene capiteles visigóticos que sujetan arcos de herradura y hasta una cabecera románico mudéjar del siglo XII. El crisol de cultural del que hace gala esta ciudad, se refleja perfectamente en este singular edificio.

Puedes llegar hasta la Mezquita del Cristo de la Luz a través de una las puertas más antiguas pero menos conocidas de Toledo, la puerta de Valmardón. Y te toparás con este edificio de ladrillo rojo que acaparará tu atención. Pero antes de entrar mira al suelo y verás cómo entre el empedrado se distingue de entre las demás una piedra blanca. La piedra señala el punto en el que comienza la leyenda.

La leyenda del Cristo de la Luz

Cuenta la leyenda que antes de la llegada de los musulmanes, ya había allí una iglesia con la imagen de un Cristo crucificado iluminado por una lamparilla de aceite. Ante la inminente invasión musulmana, los fieles decidieron proteger la imagen enterrándola y allí quedó casi olvidada durante unos cuantos siglos en los que la iglesia pasó a ser mezquita.

Pasarían unos 300 años hasta que las tropas del rey Alfonso VI entran en Toledo en su proceso de reconquista y recuperan la ciudad. Y entre los hombres del monarca se encontraba ni más ni menos que el Cid Campeador; y su caballo. Un caballo que después de entrar por la puerta de Valmardón y al pasar por la mezquita se paró y se negó a dar un paso más. En esa piedra blanca.

Extrañados por el comportamiento del caballo de Cid, decidieron investigar y excavar en el punto señalado y, efectivamente, allí encontraron aquella antigua imagen del Cristo crucificado que otros habían enterrado 300 años antes. El milagro no acaba en la intuición del caballo, sino que la lamparita de aceite aún seguí alumbrando al Cristo.