Albarracín, la escapada perfecta en Teruel
Albarracín lo tiene todo para disfrutar de una gran escapada de fin de semana, desde un espectacular entorno natural a un gran patrimonio monumental, y muchas propuestas de ocio por descubrir.
La villa de Albarracín es uno de los lugares más visitados en la provincia aragonesa de Teruel, y los motivos saltan a la vista. Situada en plenos Montes Universales, y en la Sierra de Albarracín a una altura de 1.171 metros, se trata de una población de origen medieval que ya va proclamando sus encantos a distancia. Y es que es toda una experiencia contemplar este pueblo desde lejos al atardecer, cuando lo envuelven las tonalidades rojizas de sus tejados de teja árabe y sus fachadas de yeso rojo.
Una vez en la villa tendremos mucho que ver y hacer. Este municipio turolense de calles adoquinadas y encantadores rincones tiene el título de Monumento Nacional, posee la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y está propuesto por la UNESCO para ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Y por si fuera poco, está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España.
Aquí lo encontrarás todo para una perfecta escapada rural: naturaleza, monumentos históricos, una rica gastronomía, arraigadas tradiciones, artesanía o una buena oferta de alojamiento. Pero sigue leyendo, porque todavía hay más.
Qué ver en Albarracín
Comenzamos nuestro recorrido por esta antigua población aragonesa visitando uno de sus monumentos más antiguos, el castillo medieval del Andador, que cuenta alrededor con una gran muralla. Desde ella se contemplan unas espectaculares vistas de Albarracín y sus alrededores.
A continuación, y siempre equipados con un calzado cómodo, podremos recorrer el casco antiguo de la villa. Hay que tomárselo con calma, porque son muchas las cuestas que tendremos que subir. Para solventar su accidentado terreno, a lo largo de la historia se han construido pasadizos y escalinatas que han ido dando lugar a entrañables rincones, como la Plaza de la Comunidad, la Plaza Mayor o la calle Azagra. Y nos quedan todavía por ver monumentos como la Catedral, la Iglesia de Santa María, la Casa de Julianeta o el Palacio Episcopal.
No hay que perderse objetivos fotográficos como las mansiones señoriales y las tradicionales casas con entramado de madera y fachadas de yeso rojizo. Están llenas de detalles, como sus impresionantes puertas con sorprendentes llamadores realizados en hierro con formas fantásticas, como dragones; los artesanales visillos de encaje de las ventanas o los balcones de forja y madera tallada
Qué hacer en Albarracín
Un buen plan en Albarracín es darse un homenaje gastronómico, degustando delicias aragonesas como el ternasco de Aragón, la caldereta de cordero, el estofado de ciervo, las sopas de ajo, los huevos con jamón, el gazpacho de pastor, el conejo escabechado, las gachas, las migas con uvas, las farinetas o las truchas al vino. De postre os proponemos las almohábanas de ben Razin, un exquisito dulce de origen musulmán, y no hay que dejar de probar el rico pan que se elabora en el pueblo.
Conviene reservar tiempo para conocer el impresionante entorno natural, la Sierra de Albarracín, y parajes tan bellos como los nacimientos de los ríos Guadalaviar, Tajo, Júcar, Cabriel y Jiloca, o el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, entre oras muchas joyas naturales. En la zona, además de senderismo, se pueden practicar actividades como la escalada, las excursiones a caballo o el mountain bike.
Y antes de abandonar la villa de Albarracín merece la pena hacer un poco de shopping. Podremos adquirir una gran variedad de objetos artesanales, como artículos de forja, de cantería o de cerámica.