La Matanza de Acentejo, un histórico lugar en la isla de Tenerife
La cultura guanche ha marcado el devenir actual de las Islas Canarias en general y la isla de Tenerife en particular, en este caso. Precisamente una batalla contra las tropas castellanas dio origen al curioso nombre de este lugar.
La población de La Matanza de Acentejo se encuentra en el nordeste de la isla de Tenerife. El origen de su nombre se debe a la batalla que se libró en este lugar durante la conquista, cuando las tropas indígenas del mencey Bencomo de Taoro derrotaron al ejército castellano de Alonso Fernández Lugo. Su término municipal limita con La Victoria de Acentejo, Candelaria y El Sauzal.
Destaca por su vegetación en los acantilados de la costa, con tomillo marino o pinares. Aunque las proximidades del municipio están muy alteradas por la mano del hombre, el paisaje de su costa únicamente está salpicado por algunas urbanizaciones de chalés y las originarias bodegas. Descubre este agraciado lugar de las Islas Canarias.
Historia de La Matanza de Acentejo
Aunque la etapa aborigen es la más importante del municipio, como entidad política y territorial, la historia de La Matanza de Acentejo tiene su origen en el inicio de la colonización castellana, a finales del siglo XV, cuando se realizó el reparto de tierras por parte de Alonso Fernández de Lugo. De esto, hay testimonio en documentación escrita, aunque fue a partir de los siglos XVIII y XIX cuando se encuentran descripciones más detalladas de los viajeros, como Goerge Glass o Viera y Clavijo, que van de Santa Cruz a La Orotava y hablan de una zona muy poblada y grandes extensiones de viñedo.
En el año 1768 La Matanza pasó a tener su propio ayuntamiento, con el nombramiento de los cargos de síndico personero, aunque no fue hasta 1812 (con la instauración del régimen constitucional) cuando se convirtió en un municipio propiamente dicho. Con esta nueva organización político-administrativa se generó más documentación, muy útil para el conocimiento de la historia matancera.
En el siglo XX, La Matanza de Acentejo vivió un gran desarrollo social, político y económico que culminó con la concesión del título de Villa en 1985. En los últimos años ha florecido el interés por estudiar la historia del municipio y, especialmente, la época aborigen. Fruto de ello, podemos escribir actualmente sobre esta zona que tanto tiene por aportar al visitante.
Qué ver en La Matanza de Acentejo
Uno de los lugares de interés es el barranco de Acentejo o de San Antonio, pues en su cauce tuvo lugar, en mayo de 1494, la Batalla de Acentejo, un hecho concluyente en el proceso de conquista de Tenerife. Aquí las tropas castellanas sufrieron la mayor derrota fuera del territorio peninsular y, dado su importancia histórica, fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2007. A lo largo de todo su cauce convergen numerosas rutas que permiten transitarlo, con muchos tramos de gran belleza y riqueza vegetal. Otros rincones a destacar en los que disfrutar de la naturaleza son la Fuente del Pino, el Camino de Los Canarios, el pino La Morra, el mirador de La Vica o Los Nateros.
En cuanto a monumentos religiosos, está la ermita de San Antonio Abad, vinculada estrechamente con la Batalla de Acentejo por su proximidad al barranco. Cada 17 de enero, así como sus tres domingos posteriores, tanto el templo como sus alrededores se convierten en punto neurálgicos de la isla, al que acuden miles de personas. Bien merece también una visita la iglesia parroquial de El Salvador. La construcción original fue levantada sobre una ermita del siglo XVI, aunque un incendio en 1936 la dejó en ruinas. Dos años más tarde se decidió derribarla y construir la iglesia que se puede visitar hoy en día. Otras ermitas de La Matanza son la de San Diego, la de Nuestra Señora de la Luz de Guía, de primera mitad del siglo XVII, y la del Hermano Pedro, que además es un espacio polivalente, integrado perfectamente en el entorno, y con unos bellos paisajes de fondo.
Otros lugares de interés son el Monumento al achimencey guanche Tinguaro, una escultura de bronce del escultor matancero Miguel Ángel Padilla inaugurada en mayo del 2007. Se dice que este guerrero, el achimencey Tinguaro, hermano del mencey Bencomo, lideró a las tropas guanches en la Batalla de Acentejo contra el ejército de Alonso Fernández de Lugo. Con esta escultura, se ha querido mostrar respeto y poner en valor la cultura guanche. Además, hay más puntos a los que acudir, como algunas casas que, arquitectónicamente, representan el pueblo: la Casa de Doña Sixta o la de Don Miguel y la Familia Febles Oliva.
