Constantina, memoria y legado histórico en la provincia de Sevilla
Pasea por la historia y conoce la huella que el paso de diferentes civilizaciones han dejado en este destino sevillano.
Constantina se encuentra en la provincia de Sevilla, en la Sierra Morena, y forma parte del Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Dada la importancia de la arquitectura popular que posee, la mayor parte del núcleo histórico y su entorno fue declarado, en junio de 2004, Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto de Interés Histórico-Artístico.
Recorrer las calles de la ladera del Castillo, conocidas como “las cuestas”, el barrio de la morería, que todavía conserva su trazado musulmán, o las antiguas parroquias, puede ser un plan perfecto para dejarse llevar sin rumbo y, por supuesto, sin mirar el reloj.
Qué ver en Constantina. Patrimonio cultural.
El barrio de la morería es de los siglos XV y XVIII y está configurado por calles amplias, adaptadas a la zona llana, y que ponen de manifiesto el poder económico de los terratenientes, comerciantes e industriales de la época. Las casas señoriales tenían un patio interior y, alrededor de él, se configuraba el resto del habitáculo. Destacan de ellas las fachadas de estilo neoclásico y regionalista que se encuentran en las calles Padre Félix, Blas Infante, Plaza de España, Mesones, Carnicería o Plaza de Santa Ana, entre otros.
Otro punto destacado de Constantina es su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, situada en el centro histórico. Llama la atención su torre de cincuenta metros de altura, que hacen visible al monumento desde distintos pueblos. En la calle principal de la población está la iglesia de San Juan de Dios, que era la capilla del antiguo Hospital de Caridad. Su fachada e interior son del siglo XVIII y en ambos prevalece el estilo sencillo del barroco sevillano del momento.
Para acabar, cabe mencionar dos ermitas de la población. La primera de ellas es la ermita de Nuestro Padre Jesús, del siglo XVIII y edificada sobre un templo anterior. Destaca en ella una sencilla torre barroca de dos cuerpos que remata la fachada de los pies. La segunda es la ermita de Nuestra Señora del Robledo, a un par de kilómetros a las afueras de Constantina. A simple vista, se puede observar que ha sido construida en etapas. La primera de ellas es de estilo mudéjar, hay otra zona de principios del siglo XVIII y, finalmente, a finales de ese mismo siglo, se realizó una última transformación. Como curiosidad, conserva una placa en el porche que indica la concesión del Rey Carlos del año 1792 en la que se otorgaba el privilegio para organizar feria en este lugar los días 16, 17 y 18 de agosto de cada año, que coincide con las fiestas de la Patrona de Constantina.
El castillo de Constantina
Esta fortaleza tiene su origen en la época árabe, como la propia ciudad, aunque es bastante probable que esté asentada sobre los restos de un castrum romano anterior, así como otras estructuras militares que se construyeron en el cerro en el que se ubica. El castillo está compuesto por un recinto poligonal, que tiene como defensa exterior los restos de una barbacana. Además, se conservan completas dos torres circulares, de las siete que tenía.
El conjunto del castillo está articulado en torno a un gran patio de armas y un aljibe semienterrado de grandes dimensiones que servía para abastecer de agua a la guarnición militar que lo habitaba. La entrada estaba protegida por la Torre del Homenaje, de doce metros de altura, dos plantas y una azotea que servía para controlar desde allí a la población.
El castillo de Constantina fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1985 y, a partir de entonces, se realizaron algunos trabajos de recuperación y reforma. Pese a todos los intentos de mantenimiento y rehabilitación, algunas estructuras estaban demasiado dañadas y en marzo de 2010, la Torre del Homenaje se desplomó. Este no fue motivo para para cesar las obras, si no para continuar de forma más enérgica. Esta ardua tarea, unida a la belleza y armonía del conjunto de este recinto fortificado, así como la panorámica que se puede ver desde el lugar, hacen que se convierta en un lugar de visita obligado.