La Fiesta de El Diablillo de Sepúlveda, en Segovia
La noche del 23 de agosto, víspera de San Bartolomé, los diablillos aparecen en la localidad segoviana de Sepúlveda para repartir escobazos entre los asistentes.
Para escapar de la rutina y el ajetreo de la gran ciudad, no hay que trasladarse al otro lado del mundo. Basta con acercarse a la provincia de Segovia, donde nos espera desde hace más de un milenio la localidad de Sepúlveda, una villa que forma parte de la red de Pueblos más Bonitos de España.
Se encuentra situada sobre un gran promontorio, formado por los cerros Somosierra y la Picota, y está rodeada por el río Duratón y uno de sus afluentes, el Caslilla. Este estratégico emplazamiento no sólo la hace gozar de unas magníficas vistas del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, también la hace visible desde varios kilómetros a la redonda.
En cuanto nos adentremos en esta villa segoviana enseguida nos sentiremos como trasladados a la Edad Media. Sus estrechas y empinadas callejuelas, su magnífica Plaza Mayor y sus antiguos monumentos ayudan mucho a ello. Toda esta belleza ha sido recompensada con el título de Conjunto Histórico-Artístico, un título que posee desde 1951. Y por estas calles salen corriendo una veraniega noche los diablillos de Sepúlveda, una divertida fiesta que no te debes perder.
La Fiesta del Diablillo de Sepúlveda
La villa de Sepúlveda suele estar bastante animada casi todo el año. Uno de los motivos es su gran oferta turística, que incluye un bello entorno natural, monumentos y una completa oferta de bares, restaurantes y alojamiento.
Otro motivo para visitar esta población castellano-leonesa es el poder disfrutar de sus fiestas y tradiciones, que resultan de lo más sugerentes. Entre los eventos más populares destaca la original y divertida fiesta de El Diablillo. Tiene lugar la noche del 23 de agosto, víspera de San Bartolomé. Según una leyenda del lugar, esa es la única noche del año en la que el diablo corretea a sus anchas, ya que el Santo le suelta de sus cadenas.
Para conmemorarlo, se apagan las luces de la Plaza Mayor y alrededores, mientras los lugareños y turistas esperan la bajada de un nutrido grupo de diablillos que descienden desde la Iglesia de San Bartolomé. Van vestidos de rojo, tienen cuernos y llevan luces en los ojos, y van repartiendo escobazos a diestro y siniestro. La fiesta termina cuando se vuelve a encadenar a los diablillos. Es entonces cuando se reparte limonada y comienza el baile.
Qué ver y hacer en Sepúlveda
Durante nuestra estancia en Sepúlveda no podemos dejar de hacer un recorrido por el municipio. Es un auténtico placer pasear por sus calles empedradas, contemplando los restos de sus murallas, las almenas o o las casas con blasones. Hay también varios monumentos románicos, como el Santuario de Santa María de la Peña, del siglo XII; la Iglesia del Salvador, que fue el primer templo románico de la provincia; la fortaleza de Fernán González o las impresionantes y antiguas puertas repartidas por el pueblo.
Otro plan obligatorio es conocer los impresionantes alrededores, donde se encuentran las Cuevas de Lóbregas y Labrada o el precioso Parque Natural de las Hoces del Duratón. Este río ha surcado en esta parte de Segovia un profundo cañón que, en algunas zonas, alcanza los 100 metros de desnivel. En el parque se encuentran la Ermita de San Frutos, patrón de Segovia, y las ruinas del Monasterio de Nuestra Señora de la Hoz.
Y para los más activos y aventureros, en los alrededores se pueden practicar un montón de actividades, como el senderismo, los recorridos por el río Duratón en piragua, canoa o kayak o los paseos en bicicleta BTT y mountain bike por el parque. Está claro que la visita a la Villa y Tierra de Sepúlveda es un plan altamente recomendable durante todo el año. Este pueblo segoviano nos espera con una estupenda oferta turística, siendo el destino ideal para aquellos que quieren olvidar el bullicio y el estrés de las grandes ciudades.