El Acueducto, el monumento por excelencia de Segovia
Pocos monumentos españoles representan tan espectacularmente a una ciudad como el Acueducto de Segovia, todo un emblema de la villa.
El Acueducto de Segovia es el principal símbolo de la capital segoviana desde hace más de 2000 años, y lo seguirá siendo en los siglos venideros. Emplazado en la popular Plaza del Azoguejo, y representado en el escudo y la bandera de la villa, se trata de la mayor y más destacada obra de ingeniería civil romana que existe en España.
Su origen y antigüedad es algo que se desconoce, pero entre las hipótesis más posibles que se barajan está la de que su construcción se remonta al siglo I, durante la época de los emperadores Flavio, Nerva o Trajano. Pero lo mejor de todo, y a pesar de llevar en pie más de 20 siglos, es que su estado de conservación es realmente bueno.
La leyenda del Acueducto de Segovia
Además de contar con una gran trayectoria histórica, en torno al Acueducto existe una popular leyenda segoviana que atribuye su construcción nada menos que al mismísimo diablo. Cuentan que el demonio acudió al oír los lamentos de una joven del lugar que, harta de tener que transportar el agua todos los días desde las fuentes situadas a las afueras de la ciudad, se dejó engatusar por Satanás.
Éste le hizo la promesa de edificar un acueducto en una sola noche, y antes de que saliese el primer rayo de sol, pero a cambio le pidió su alma. La moza pasó rezando toda la noche para poder conservar su alma, y lo consiguió, ya que cuando el diablo estaba colocando la última piedra del Acueducto un rayo de sol le dio en toda la cara.
Leyendas a parte, el Acueducto estuvo transportando el agua para los segovianos desde la sierra hasta hace sólo unos años, y todo ello gracias a un inteligente sistema de caceras (canalizaciones abiertas). El agua se traía desde el manantial de la Fuenfría, que se encuentra en el paraje de La Acebeda, situado a 17 kilómetros de la ciudad. Para eliminar impurezas, el agua pasaba por dos desarenadores, donde se decantaba y eliminaba la arena. El recorrido del agua llegaba hasta el Alcázar.
Datos curiosos sobre el Acueducto de Segovia
El Acueducto de Segovia está constituido por 167 arcos que fueron realizados con piedra granítica de la sierra de Guadarrama. Todos se sustentan a base de múltiples sillares, en cuya construcción no se utilizó ningún tipo de mortero o argamasa, sólo un estudiado equilibrio de fuerzas. En la parte superior se halla la canalización del agua, y la parte central del Acueducto, la que posee mayor altura, se encuentra en plena Plaza del Azoguejo.
A lo largo de todos estos siglos, el Acueducto ha sufrido desperfectos en una sola ocasión. Fue durante el duro asedio que sufrió la ciudad en el año 1072, cuando las tropas árabes de Al-Mamún de Toledo atacaron con dureza la villa. Resultaron dañados 36 arcos, y no fueron restaurados hasta cuatro siglos después. La recuperación de dichos arcos fue realizada por Fray Juan de Escobedo, un monje del segoviano Monasterio del Parral.
En la época de los Reyes Católicos, en el año 1520, fueron sustituidos los dos dioses paganos situados en unas hornacinas del Acueducto por las pequeñas estatuas que hoy siguen allí instaladas, y que representan a San Esteban y a la Virgen de La Fuencisla, patrona de la ciudad de Segovia. Todos los años, el día 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara y patrona del cuerpo de Artillería, los cadetes de la Academia Militar de Segovia arropan la imagen de la Virgen con una bandera española.