San Felices de los Gallegos, un encantador pueblo medieval en la frontera con Portugal
Este destino salmantino ofrece una rica mezcla de historia, arquitectura y naturaleza. Descubre por qué y planifica tu visita.
San Felices de los Gallegos se encuentra en la provincia de Salamanca, casi en la frontera con Portugal, y en el Parque Natural de Arribes del Duero. Hasta el siglo XIV, estuvo bajo el control portugués, hecho que sin duda ha marcado su historia.
Este pueblo medieval, ofrece una destacada arquitectura al visitante, entre la que destacada la ermita del Divino Cordero, con una imagen de Jesús Nazareno de gran importancia, o la de la iglesia de Nuestra Señora Entre Dos Álamos. Además, algunas de las construcciones más antiguas de la villa son el castillo y una escultura vetona del verraco denominado “burro de San Antón”.
Qué visitar en San Felices de los Gallegos
Además de su castillo, del que hablaremos más adelante, San Felices de los Gallegos, localidad próxima a Ciudad Rodrigo, todavía conserva parte de las antiguas murallas del pueblo, de las cuales, algunas se pueden recorrer de forma gratuita. En relación a las construcciones civiles, bien merece una mención el Arco del Puerto, del siglo XIV, que era una de las entradas principales a la villa, y que forma parte del patrimonio histórico que se puede visitar al pasear por el pueblo.
En cuanto a las iglesias y conventos, destaca la iglesia de Nuestra Señora entre Dos Álamos, cuyo origen se remonta al siglo XII, pero en la que se puede ver una gran variedad de estilos arquitectónicos, dadas sus reformas y ampliaciones a lo largo de los siglos. San Felices de los Gallegos cuenta con un convento, fundado en el siglo XVI y todavía activo, con una elegante portada renacentista, el Convento de la Pasión. Por último, están las ermitas del Rosario y la del Divino Cordero, muy arraigadas en las festividades y tradiciones locales.
Son numerosas las actividades que ofrece San Felices de los Gallegos, como la visita al Aula Histórica, ubicada en la Torre del Homenaje del Castillo, un museo que muestra una visión interactiva sobre la historia militar y arquitectónica del castillo y su entorno. Como curiosidad, también tiene un museo que trata la producción de aceite en la región, el Museo del Aceite “El Lagar del Mudo”.
El castillo de San Felices de los Gallegos
El origen del castillo de San Felices de los Gallegos se remonta a finales del siglo XIII, cuando el rey Don Dionís de Portugal, popularmente conocido como “el Edificador”, conquistó la villa. Durante los siglos XIV y XV, tanto el castillo como la villa cambiaron de posesión en varias ocasiones entre los reinos de Castilla y Portugal a causa de las guerras, las herencias y las reclamaciones.
En el siglo XV, los Reyes Católicos entregaron San Felices de los Gallegos a Don García Álvarez de Toledo, primer Duque de Alba. Fue precisamente este último el que ordenó la construcción de la actual Torre del Homenaje, obra que encargó a Juan Cabrera. Con el paso de los siglos, el castillo se convirtió en ruinas, y a punto estuvo de ser demolido, pero se salvó gracias a la intervención de un habitante del pueblo. Recientemente, ha sido restaurado, declarado Bien de Interés Cultural y se puede contemplar algo del esplendor que tuvo siglos atrás.
En cuanto a su estructura, el castillo tenía en su origen una plaza única cerrada con murallas sólidas y torres cuadradas. Su elemento más destacado era, y es, la Torre del Homenaje, reconstruida en el siglo XV sobre los cimientos de una torre anterior. Dos siglos más tarde se añadió una barrera en torno al castillo con el fin de mejorar la defensa durante la guerra contra Portugal.