Candelario, Salamanca
Pocos destinos tienen el bello encanto rural de este pequeño pueblo salmantino, que aúna sus bucólicos caseríos con los majestuosos paisajes en que se encuentran, coronados por montañas nevadas. Candelario es tan sumamente impresionante que por momentos se transforma en plató cinematográfico.
Introducción
Como decimos, esta belleza incluso ha llamado la atención de las productoras del cine y la televisión. Luna, el misterio de Calenda, siendo el pueblo que da nombre; El Internado o el clásico del cine español El pequeño ruiseñor, han rodado aquí.Incluso la televisión alemana empleó Candelario para el rodaje de la película Te llevaré al fin del mundo; film dramático que tiene el Camino de Santiago como parte de su trama.
Encontramos los primeros restos de esta localidad en tiempos romanos, aunque se supone que en los previos ya había grupos de pastores habitando la región.
Conoció las guerras medievales, siendo localidad tan próxima a Béjar. Pero en general no era un enclave estratégico y no tomó protagonismo. Así siempre se trató de un pueblo tranquilo, que vivió dedicado al campo y el ganado.
Aproximándonos
Alcanzar Candelario desde Salamanca es un cómodo viaje de menos de una hora. Saliendo rumbo sur por la autovía conocida como Ruta de la Plata, que nos lleva hacia Béjar.Una vez llegamos a esta histórica localidad, simplemente seguiremos la llamada carretera de Candelario, que es la que conduce directamente a nuestro destino, vecino próximo de Béjar.
La situación de Candelario también permite llegar en un tiempo incluso inferior desde Plasencia, tomando la misma autovía pero rumbo norte.
Y en poco más de una hora desde Ávila, recorriendo por carretera las tierras al norte de la Sierra de Gredos y que cruza el río Tormes.
Atractivos
El primer y más evidente atractivo es el paisaje, una maravilla natural que se disfruta incluso desde la lejanía. Más aún con las oportunidades que ofrece en ocio al aire libre; rutas de senderismo, bici, running, escalada,... y muy próxima también encontraremos la Estación de esquí de Sierra de Béjar La Covatilla.
El pueblo en sí es una auténtica joya, su parte vieja está llena de rinconcitos llenos de encanto, de casas con una arquitectura típica que guarda las viejas tradiciones; como sus características puertas dobles llamadas batipuertas.En sus construcciones vemos la herencia montañesa, con tejados de grandes aleros y galerías balconadas.
Candelario posee dos aspectos, uno que viste nevado en el invierno y otro en que guarda su capa de blancura; y en ambos el visitante encuentra algo que admirar.
El edificio más destacable de la localidad es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La primera se levantó en el siglo XIV, pero esta planta original se vino abajo y en el siglo XVII hubo de rehabilitarse. La nueva obra fue financiada por el Duque de Béjar, de ahí que se encuentre en su fachada la heráldica de su casa.También es por ello que en este templo encontraremos una gran muestra de diversos estilos arquitectónicos; desde el románico y el mudejar, hasta el gótico y el barroco.
La torre que se alza en esta iglesia también sufrió la desgracia, cuando en 1929 cayó su parte más elevada durante una fortísima tormenta. De ahí su aspecto actual y altura menor a la previa, que llega a los 28 metros.
La villa también posee una pequeña ermita, que aunque no goza del soberbio aspecto de la iglesia, posee una hermosa planta y un recatado porche de teja, que conforma su agradable imagen.
El visitante también debería acercarse al museo etnográfico, conocido como la Casa Chacinera, que es una muestra del modo de vida de finales del siglos XIX y principios del XX. Incluye representación teatral que ayuda, junto a los elementos tradicionales, a sumergirse en la historia.
Los días de fiesta en Candelario son el 2 de febrero, día de la Candelaria, que coincide con la matanza del cerdo; del 26 al 30 de julio se celebran sus fiestas mayores, las de Santa Ana, patrona de la localidad.
Por último una curiosa festividad, que se da el segundo domingo de agosto, la boda típica; esta es una representación del rito nupcial tradicional tal y como se daba a finales del siglo XIX. Un gran número de gentes participan, llevando las ropas típicas, y es un ejercicio inmersivo que nos traslada en el tiempo sin apenas darnos cuenta.
Despidiéndonos
Aunque sin magnánimos monumentos que atraigan turistas, Candelario sigue siendo un estupendo destino para una escapada rural. Ofrece buenos servicios, el pueblo es hermosísimo y cuenta con un entorno que embauca los sentidos.