Un original destino: Dar Es-Salaam, en Tanzania
Si buscas un viaje diferente, lejos de los destinos habituales, Tanzania es una buena opción. Un buen inicio para conocer el país es comenzar visitando la ciudad de Dar Es-Salaam. Situada en la costa este de África, junto al Océano Índico, su origen fue una antigua y tranquila aldea de pescadores. Nada más lejos de lo que te encontrarás hoy en día. En la actualidad, Dar Es-Salaam es una bulliciosa ciudad, la más poblada de Tanzania. Desde el año 1974 a 1996 ejerció como capital del país, para ser relevada posteriormente por la ciudad de Dodoma.
Aunque en castellano Dar Es-Salaam significa “remanso de paz”, los más de tres millones de personas que la habitan convierten la localidad en un lugar bastante caótico, pero siempre colorido, pintoresco y lleno de vida.
Dar Es-Salaam es famoso por ser lugar de paso para los numerosos viajeros que se dirigen a otros destinos de Tanzania, como el Serengueti, el Kilimanjaro o Zanzíbar. Además, en los alrededores de Dar Es-Salaam encontraremos grandes playas de arena blanquísima, como las de Kunduchi, Mjimwena y Mbwa Maji. Kunduchi se halla a sólo 24 kilómetros al norte de la ciudad, y es un peculiar pueblo pesquero que acoge en su entorno interesantes ruinas, mezquitas y tumbas.
En Dar Es-Salaam nos acompañará su clima tropical. Aunque cálido, es también bastante húmedo. Existen dos estaciones lluviosas. La primera tiene lugar entre los meses de abril y mayo, y la segunda entre octubre y noviembre. Por tanto, la mejor época para viajar a Dar Es-Salaam es entre los meses de diciembre y marzo o entre junio y setiembre. La media anual de las temperaturas máximas oscila entre los 29 y los 32 grados centígrados.
En Dar Es-Salaam no encontraremos grandes monumentos, aunque en el casco antiguo todavía se conservan algunos edificios de la época en que la ciudad fue colonia alemana y británica. Una visita imprescindible es la del Museo Nacional, que acoge todo lo relacionado con la historia de Tanzania. Podremos contemplar desde fósiles a coches. Son de interés los restos de homínido hallados en el yacimiento de Olduvai, o las manifestaciones culturales de las variadas tribus de Tanzania.
Otro recorrido ineludible es el de los mercados de Dar Es-Salaam. Los más destacados son el Mercado Kariakoo, que ocupa varias calles y en el que se vende de todo, o el Mercado del Pescado, donde llegan las capturas diarias.
Frente a la ciudad se encuentra la isla Bongoyo, un lugar ideal para disfrutar de la playa y bucear en sus cristalinas aguas. La isla está integrada en una reserva marina, y se accede a ella en unos barcos cuyo trayecto dura 30 minutos.
A la hora de comer, hay que tener en cuenta que en Dar Es-Salaam se puede encontrar tanto cocina tradicional como comida internacional. Si se está interesado en probar la comida local, existen tanto restaurantes de cocina tradicional como puestos ambulantes por las calles. Respecto a estos últimos, conviene saber que las medidas higiénicas son muy relajadas, y que en algunos casos pueden provocar problemas estomacales. Lo más recomendable es dirigirse a los hoteles situados en el centro de la ciudad o comer en alguno de los restaurantes italianos, asiáticos o franceses de la localidad.
Los platos más populares de la cocina local son la barbacoa tanzana, que incluye recetas como el Nyama Choma (carne asada aliñada) y el Mishkaki o típico kebab. El ugali es también un plato muy popular. Se parece a un puré, pero se come con la mano.
Respecto a la oferta de alojamiento en Dar Es-Salaam encontraremos hoteles de cinco estrellas como el Dar es Salaam Serena Hotel; de cuatro estrellas, como el Best Western Coral Beach, el Southern Sun Hotel Dar es Salaam, el Colosseum Boutique Hotel & Spa o el Tanzanite Executive Suites, y de tres estrellas, como el Tiffany Diamond Hotel, el Protea Hotel Courtyard, el Rainbow Hotel o el The Amariah Boutique Hotel City Centre.
Aunque la primera impresión que el viajero se lleve de Dar Es-Salaam es que resulta una ciudad muy bulliciosa, enseguida se dejará atrapar por la siempre animada vida callejera y por el gran colorido de esta población tanzana. No debe dejar de pasear por el casco histórico y por el paseo marítimo, además de acercarse a alguna de sus playas o perderse por sus mercadillos. Se puede adquirir artesanía y objetos de ébano en los mercados de Mwenge, y en el de Oysterbay se pueden comprar las coloridas pinturas locales. Casi todos los domingos, a excepción de los que coinciden con el Ramadán, a las afueras de la ciudad se celebran espectáculos de danza, a los que resulta muy recomendable acudir, pero siempre con un guía tanzano.