Cinco pueblos medievales en España
Son uno de los destinos preferidos para las escapadas en España: pueblos que se remontan a la Edad Media.
Fuente de la imagen: Valor o crecimiento
Guardan todo el encanto de los antiguos núcleos de población medievales amurallados, con estrechas calles empedradas y repletos de monumentos con no menos de siete u ocho siglos a sus espaldas.
Cargados de historia, y habitualmente rodeados por un seductor entorno natural, suelen sumar a su oferta turística una animada agenda cultural y cuidadas propuestas gastronómicas.
Son muchos los pueblos y ciudades medievales diseminados por la geografía de España, aunque aquí hemos realizado una selección de cinco de ellos: Pedraza, Besalú, Albarracín, Ronda y Calatañazor.
Fuente de la imagen: Segovia un buen plan
La villa de Pedraza, en Segovia
Rodeada totalmente por una muralla, y situada en un pequeño otero con excelentes vistas, a la villa segoviana de Pedraza no le falta de nada, ni siquiera un castillo. Su conjunto medieval es uno de los mejor conservados de España.
Desde mediados del siglo XIV hasta bien avanzado el siglo XVII, este pueblo contaba con una floreciente economía basada en la creación de paños de lana de oveja merina. Los productos de sus talleres llegaban hasta ciudades como Florencia y Brujas. En la actualidad, el municipio cuenta con una excelente oferta de restauración y una completa agenda cultural, en la que destacan los populares “Conciertos de la Velas”, que tienen lugar en el mes de julio.
Fuente de la imagen: El Huffington Post
El pueblo medieval de Besalú, en Girona
El núcleo medieval de la localidad gerundense de Besalú es otro de los mejor preservados de España. Se encuentra en la comarca de la Garrotxa, y a su recinto amurallado se accede por un bello puente románico.
Una vez dentro descubriremos un hermoso laberinto de callejuelas empedradas, donde encontraremos joyas monumentales como la Iglesia de Sant Vicenç, del siglo XII, o la Sala Gótica de la Curia Real. No dejes de recorrer el Call Jueu, el antiguo Barrio Judío del municipio.
Fuente de la imagen: patrimonioculturaldearagon.es
La localidad medieval de Albarracín, en Teruel
Ya desde la lejanía se puede contemplar la espectacularidad del municipio turolense de Albarracín. Se encuentra sobre una formación rocosa de 1.100 metros de altura, y rodeado por el río Guadalviar.
Encaramadas a su complicada orografía veremos sus peculiares viviendas de entramados de madera y barro. Aunque la villa cuenta con vestigios celtas y romanos, su nombre se remonta a la ocupación musulmana en esta zona, que duró casi un siglo. No te pierdas sus murallas, la Plaza Mayor y la histórica calle de la Catedral.
Fuente de la imagen: Wikimedia
La ciudad de Ronda, en Málaga
Sobran las presentaciones para la localidad malagueña de Ronda, uno de los pueblos de interior más visitados de la provincia andaluza. Poseedora de una espectacular ubicación sobre el río Tajo, dentro de su muralla atesora numerosas joyas medievales.
Algunas puertas y varios palacios de la época nazarí dejan claro que este municipio es uno de los más antiguos del territorio nacional. Es en la Puerta de Amocábar donde mejor podremos apreciar el ambiente que se vivía intramuros durante la Edad Media.
Fuente de la imagen: Soria ni te la imaginas
El pequeño pueblo de Calatañazor, en Soria
Calatañazor es un pequeño pueblo soriano con un gran encanto. Nada más adentrarnos en su única calle central nos sentiremos como transportados a la Edad Media. Veremos los restos de un castillo y de una muralla, una plaza con “rollo bajomedieval” y preciosas casas con entramado de madera, mampostería de piedra, tejados con chimeneas cónicas y otros muchos detalles que apenas han cambiado desde hace siglos.
Es ésta una pequeña muestra de las localidades medievales más bonitas de España. La lista incluye ciudades como Toledo o Ávila, y pueblos como Sigüenza, en Guadalajara; Miravet, en Tarragona; Alqúezar, en Huesca; Pals, en Girona; Buitrago de Lozoya, en Madrid; Olite, en Navarra, o Frías, en Burgos, entre otras muchas propuestas para hacer una escapada que incluya un viaje en el tiempo.