La isla de Madeira, en Portugal
Se conoce popularmente como Madeira a la Región Autónoma de Madeira. Se trata de un archipiélago portugués situado en el Océano Atlántico, que está integrado por dos islas habitadas, Madeira y Porto Santo, además de tres islas menores que no están habitadas, las Islas Desertas. Todas ellas, junto con las Islas Salvajes, forman la Região Autónoma da Madeira.
La isla de Madeira, la más popular, está situada a tan sólo 400 kilómetros de Tenerife. Cuenta con unas temperaturas cálidas durante casi todo el año que le proporcionan una naturaleza exuberante, con gran riqueza de fauna y flora. La tranquilidad está asegurada en Madeira por tener un escasísimo índice de criminalidad, siendo uno de los destinos más seguros del mundo.
El clima de Madeira es de tipo templado y subtropical, contando con una temperatura media de entre los 18 y los 24 grados centígrados. Posee varios microclimas, como el de la bahía de Funchal, su capital, que al abrigo de las montañas más altas de la isla disfruta de la mejor exposición solar.
Funchal está situada sobre una bella ensenada cuyas casa “cuelgan” de las colinas. El casco antiguo, surcado por calles empedradas plagadas de tiendas y antiguas tabernas, merece una detenida visita. No hay que dejar de visitar también el Jardín Botánico, además de los museos Municipal, de Quinta das Cruzes y el del Vino. Resulta muy recomendable dar una vuelta por el Mercado de los Labradores, donde las mujeres van vendiendo flores vestidas con trajes típicos. Allí se encuentra un yate que fue propiedad de los Beatles, y que ahora es un bar flotante situado en el muelle.
A pocos kilómetros de Funchal se halla Camara do Lobos, una pintoresca población de pescadores situada en una increíble bahía rodeada por viñedos y plataneros. También muy peculiar es la localidad de Santana, en el norte de la isla, que sorprende con sus características casas de madera roja y blanca con techo de paja.
En Madeira disfrutaremos de un gran número de miradores, como el de Cabo Girao, cercano a Camara do Lobos, que se encuentra entre los más altos del mundo. Desde allí se divisan los acantilados de la Ponta Sao Lorenzo, e incluso los islotes de Salvagens y Desertas, donde abundan los lobos marinos y numerosas aves.
Llegada la hora de comer, en Madeira comprobaremos que en la isla cuentan tanto con excelentes carnes, como con una gran variedad de pescados, además de buenos productos del campo. Todo ello se riega con el popular Vino de Madeira o el tradicional “vinho seco”.
Entre los platos más tradicionales que se preparan con carne destacan la espetada, la carne de vinho e alhos, el picado y otras numerosas deliciosas especialidades realizadas a la parrilla.
En cuanto al pescado, mencionar las recetas elaboradas con atún, espada (sable negro), gaiado (un tipo de bonito) y bacalhau (bacalao). Este último se prepara de numerosas maneras, como el bacalhau com natas (con patatas y crema), el bacalhau à Gomes de Sá o sencillamente a la parrilla.
Al tratarse de una isla claramente orientada al turismo, la oferta de alojamiento de Madeira es abundante y variada. Desde los lujosos Meliá Madeira Mare, Pestana Grand Ocean Resort Hotel o Vila Galé Santa Cruz, hasta alojamientos más económicos, pero de gran calidad, como el Hotel do Centro o el Dom Pedro Garajau. No hay que olvidar las Quintas, casas solariegas típicas de la zona que han sido renovadas y convertidas en alojamientos con una excelente relación calidad-precio. Sin duda, la isla dispone de alojamientos para todos los gustos y para todos los bolsillos.
La práctica del surf, la pesca de altura, el esquí acuático, el submarinismo, el senderismo y el montañismo son algunas de las muchas razones para visitar Madeira. Los amantes del mundo submarino pueden disfrutar en la costa de Garajau de una de las primeras reservas naturales submarinas de Europa, mientras que los entusiastas de la naturaleza podrán descubrir esta selvática isla.
En cuanto a las compras, se pueden adquirir objetos de mimbre y los bordados y calados portugueses, famosos en todo el mundo. El mejor mimbre se halla en el pueblo de Camacha, mientras que los bordados y calados son tradicionales de Camara do Lobo. Por último, no se debe abandonar la isla sin haber adquirido vino de Madeira, a la venta en cualquier bodega de Funchal.