Frías, una ciudad de sabor medieval en Burgos
Se dice que Frías es la ciudad más pequeña de España. Un precioso pueblo en la provincia de Burgos, caracterizado por la silueta de su castillo. Te contamos al detalle todo lo que debes saber sobre este impresionante pueblo medieval.
Introducción
El turismo rural se ha ido ganando su merecido hueco en la oferta de ocio y nuestro país dispone de numerosos destinos llenos de atractivo.
Destaca entre ellos la pequeña población de Frías, al norte de la provincia de Burgos. Un enclave de gran importancia en la edad media y que ha sabido guardar de aquel entonces toda su atmósfera y patrimonio.
Situado en un alto, conforma su silueta el antiguo castillo, desplegándose callejas de casas adosadas bajo él.
La primera mención histórica de este enclave nos remonta hasta el siglo IX, durante la repoblación de la zona por los reinos cristianos. Aunque ya era esta una región de importancia en tiempos romanos, por formar parte de la ruta que conectaba la costa cántabra con la meseta, cruzando el río Ebro.
Y así se instala la villa, en un alto defensivo y junto al caudaloso río.
Llegó a crearse el mismísimo título del Ducado de Frías, que señala la importancia que ostentó. Conforme las fronteras se trasladaron hacia el sur y los mismos reinos cristianos se unieron en la corona española, está fue decayendo.
Pero es gracias a esto que hoy podemos disfrutar de una villa que conserva ese encanto antiguo, que nos permite un viaje en el tiempo, cuando los caballeros dominaban los campos de batalla y las criaturas de leyenda aún habitaban los bosques
Aproximándonos
Frías se encuentra a poco más de una hora desde Burgos, un viaje que nos lleva a través de las amplias tierras de cultivo del norte de la provincia, previas a que nos sorprendan elevándose en cotas verdes, que son los Montes Obarenes.
Partiendo desde Burgos, tomamos la autovía A-1. Esta nos llevará por varios pueblos que llamarán a detenerse y disfrutar; si tienes tiempo no lo dudes, en todos ellos ser respira la paz del campo castellano y podrás contemplar las pequeñas joyas arquitectónicas que guardan.
La A-1 nos deja en la carretera nacional Madrid-Irún, que sigue esta ruta de pequeñas villas y enormes campos. Alcanzando así uno de estos pueblos, llamado Cubo de Bureba, en donde tomaremos la carretera de Logroño.
Siguiendo esta nos encaminamos hacia Busto de Bureba . Y si echas un ojo y ves que hay más pueblos con un nombre similar, es porque esta comarca se llama de ese modo; Bureba. Región que estás a punto de abandonar aquí, tomando la vía provincial BU-504 en dirección norte, hacia los montes que ahora vislumbras.
Entras en la comarca de Las Merindades y entre sus valles pasarás por tres localidades que seguro te harán detenerte. La Aldea, Ranera y Tobera, una tras otra ofreciéndote su belleza tradicional en un entorno magnífico.
Poco antes de alcanzar esta última villa, pasarás por la Ermita de Santa María de la Hoz, un pequeño enclave ante los cerros rocosos que seguro querrás visitar y que se encuentra junto a la misma carretera. Su puente romano y las cascadas del río Molinar, son otro pequeño atractivo con el que nos agasajan.
Tobera es la última población antes de Frías y también una muestra de cómo se guarda ese espíritu del medievo en sus calles.
Dejándola atrás, las tierras se abren aún entre peñas. Nuestro viaje nos sigue inspirando al norte y no tardaremos en ver a lo lejos, alzándose como un espejismo antiguo, el destino que nos ha motivado.
Atractivos
Construida con un marcado carácter defensivo, propio de aquellos tiempos agitados de finales del primer milenio, toda su fisionomía está condicionada por la peña de La Muela en donde se levantó.
Más al norte, el río Ebro y el paso que la ciudad controlaba.
Las edificaciones que destacan a primera vista son el Castillo de los Duques de Frías y la Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián.
Ambos se encuentran en lo más alto de la población, cada uno a un lado. La torre del castillo se muestra soberbia sobre la región, pareciendo crecer desde la misma roca con la que se combina su arquitectura.
La iglesia descansa en lado opuesto, dominando las otras vistas desde La Muela. Su posición ante la caída desde el alto dotan de mayor fuerza la belleza de la obra, principalmente barroca. En su interior se conservan numerosas pinturas religiosas y un hermoso retablo del siglo XVIII. Sin olvidar destacar el órgano, una pieza restaurada original de 1720.
Recorriendo sus adoquinadas y estrechas callejas, podremos pasar por la antigua judería, visitar la vieja iglesia de San Vitores o el convento de Santa María de Vadillo; este situado en los llanos ante la villa.
Mencionar también las Casas Colgadas, construidas en la misma orilla del risco, siguiendo su pared vertical, y que muestran la audacia de sus gentes a la hora de aprovechar el poco espacio que ofrecía La Muela.
De la antigua muralla que cercaba la población quedan sus tres puertas y algún tramo, pero hacen idea de cómo debió ser entonces.
Al norte, cruzando el Ebro, tienes otra de las grandes construcciones que Frías conserva, el puente medieval.
La planta original data de los tiempos romanos, lugar por donde pasaba la calzada que conectaba las regiones del norte peninsular. En la edad media será reformado, tanto por los daños que el tiempo llevó a cabo en el anterior, como para añadirle una mayor capacidad defensiva. De esta época es la torre central, en la que se cobraría el pontazgo, el peaje por cruzar el puente y que permitía su mantenimiento.
Sus 143 metros de largo se sostienen sobre arcos, edificados siguiendo las formaciones rocosas del mismo río. Eran recorridos en aquellos tiempos por los carros que llevaban la mercadería desde el centro de la meseta a los puertos vascos. Alegra ver el excelente estado actual de un enclave histórico tan importante de nuestro país.
Y si te ves con ganas de explorar, tanto podrás intentar encontrar los restos de las calzadas romanas que recorrían estos entornos y ahora se pierden en las zonas montesas; como aproximarte al cerro que se eleva al otro lado del río y en cuyo alto se construyó la Ermita de San Miguel. Un bello conjunto resguardado junto a riscos, y que en los meses en que cae la nieve se conferido de una magia única. Las vistas de Frías desde aquí son magníficas y es un buen lugar para despedir la visita.
Conclusión
No extraña que Frías sea considerado uno de los pueblos más bellos de España. Toda esta región está llena de pequeños enclaves que guardan los tiempos antiguos, así que la visita se puede extender notablemente si apetece seguir recorriendo cada uno.
Turismo rural y cultural, recomendable para todo aquel que quiera conocer los rincones con más encanto de nuestro país.