5 bellos pueblos abandonados

Belchite Viejo (Zaragoza)

Tal vez sea uno de los más conocidos por aquellos que sienten la llamada por estas localizaciones. Este pueblo aragonés sufrió como muy pocos lugares durante la guerra civil española, tanto que sus gentes se vieron obligadas a abandonarlo. El régimen franquista decidió no reconstruirlo, fundando uno nuevo en las cercanías. Y así quedó tal y como los disparos y las explosiones lo dejaron.

No son pocos los que se acercan hasta él para recorrer sus silenciosas calles, encontrarse con sus bellas iglesias, que ahora muestran entre enormes boquetes murales y delicados trabajos de cantería, o incluso echar un vistazo al interior de las casas de quienes huyeron un día sin poder mirar atrás.

A tan solo 49 km al sur de Zaragoza, Belchite habría encabezado las listas de pueblos con encanto o con larga y rica historia; pero esta localidad parece que atraía la guerra. Tanto en tiempos medievales, como durante las guerras napoleónicas o las carlistas; Belchite sufrió batallas terriblemente sangrientas. Su final parecía presagiado.

Dentro de las muchas visitas que recibe, Belchite ha sido escenario de diversas producciones; el clásico Las Aventuras del Barón Munchausen o el film de Guillermo del Toro El Laberinto del Fauno se han rodado allí, así como numerosos documentales.

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Muro de Bellós (Huesca)

No dejamos Aragón, yendo ahora un poco más al norte, para descubrir un pueblito en lo alto de una loma que ofrece unas espectaculares vistas de toda la región. Muro de Bellós corona un cerro que, a todas luces, fue elegido por su facilidad defensiva. Su nombre también evoca que este lugar nació como sitio fortificado para dominar el territorio. La antigua iglesia románica que aún se conserva es el principal edificio que protagoniza la pequeña plazuela en torno a donde se plantan el resto de viviendas.

Con la yedra adueñándose de todo el conjunto que parece empecinado por mantenerse en el alto, contemplamos el Alto Aragón y los Pirineos al norte. La nave principal del templo aún es accesible y conserva pintura en sus paredes, así como sus relieves en cantería. Las casas de piedra, con techos de pizarra, vieron a los últimos de sus vecinos abandonar el pueblo en el 2002.

Para llegar hasta este despoblado nos quedaría un largo viaje por el norte aragonés. Desde Huesca marcharíamos hacia Aínsa, y desde esta bella e histórica población nuestro rumbo seguiría hacia el norte. Así alcanzaríamos el pueblo de Escalona, junto al que se alza la cota que custodia los restos de Muro de Bellós.

Es difícil resumir las sensaciones que Muro de Bellós transmite. Es un lugar distante y hermoso, en el que el silencio se respira ante amplios valles y soberbias montañas, bosques y el curso de los ríos. La melancólica nostalgia por días que no conocimos, pero que en el fondo todos sentimos dentro.

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Peña (Navarra)

En este pueblito navarro no hay un gran número de edificios en pie, pero los que hay sorprenden. Y es que Peña hace honor a su nombre dado que se encuentra en una empinada loma, rodeada de barrancos. Su posición es realmente hermosa, gracias a esta orografía y a los paisajes que la rodean.

Declarado Bien de Interés Cultural de Navarra en 1997, aún conserva los restos de su antigua muralla y castillo. En los años 50 marcharon las últimas familias, persistiendo un ermitaño en soledad que se asentó en él desde 1961 hasta el 1964. Tras él, Peña quedó en silencio.

En tiempos medievales Peña fue un sitio inexpugnable que se dedicaba a la vigilancia de la frontera con el reino de Aragón. Viendo el lugar se hace uno idea de su determinada disposición y del dificilísimo asalto que supondría en aquellas épocas. Del castillo y murallas quedan algunos restos. Unas pocas viviendas y la iglesia aún están en pie en buen estado. La iglesia incluso se abre el 11 de Noviembre para oficiar en ella misa por el santo a quien está dedicada.

Como curiosidad, en Peña se encuentra la tumba de un aviador británico, que fue derribado en 1943 cuando realizaba una misión en el sur francés.

A unos 50 km de Pamplona, para llegar a Peña solo tendremos que acercarnos al pueblo de Sangüesa, que alcanzaremos fácilmente siguiendo la A-21 saliendo desde la capital navarra y tomando su desvío. A partir de ahí son unos 10 km dirección sur.

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Fuentebella (Soria)

Muy cerca de la frontera de Castilla y León con La Rioja, en lo alto de un cerro, se encuentra este pequeño pueblo de casas de piedra y techos de teja; donde aún el tiempo los ha perdonado, pues varias viviendas ya los han perdido. No fue nunca una gran población, pocas veces en su historia superó los 200 habitantes; todos humildes agricultores y ganaderos.

El lugar donde se asienta es conocido popularmente como Las Tierras Altas y se trata de una región dura, de climas recios y nada bondadosos con sus gentes. Pero lo que llevó al abandono de Fuentebella fue la compra de toda la zona por el ICONA en la década de los 60, para reforestarla. Así quedó totalmente despoblada y los años fueron cubriéndola, erosionando las humildes viviendas y dejando que la maleza tomase sus callejas.

No es un lugar turístico y el adentrarse en él requiere precaución, además de dar por sentado que se encontrarán zonas llenas de zarzas que dificultarán el avance. Encontraremos que la gran mayoría de las casas mantienen sus muros de piedra levantados, algunas incluso aún conservan la techumbre de teja. La Iglesia, por el contrario, la ha perdido, y sus arcos ahora se alzan contra el cielo.

Acceder a Fuentebella es complicado, pues no tiene vías buenas y se encuentra alejada de todo. Desde Soria tendríamos que viajar hasta el pequeño pueblo de San Pedro Manrique y desde este hasta la aldea de Sárnago, que hasta hace bien poco también estaba despoblada. Y a partir de aquí adentrarnos por vías forestales.

En su tiempo se decía que era el pueblo de las dos mentiras, pues ni tenía fuente, ni era bello. Curiosamente ahora despoblado posee un extraño atractivo que en el pasado no tuvo, quizá por ese sentimiento de estar reencontrándose con la historia, cuando nuestra mente divaga intentando imaginar lo que fue.

Dónde hospedarse: Hotel Campos de Castilla (Soria)

Garranzo (La Rioja)

Nos acercamos ahora al otro lado de la mencionada frontera de Castilla y León, muy cerca de la anterior aldea.Los días de este pueblito riojano fueron prósperos, dedicados principalmente a la cría ovina y a la venta de su lana para la industria textil. Pero este negocio se perdió en la región, dejando a sus familias con pocas opciones. Y así en la década de los 70 dejaban los últimos esta población.Aún en las tierras vecinas se pueden observar a los ganaderos y pastores llevar a sus animales.

Muchas de sus sólidas viviendas de piedra resisten, así como su iglesia que corona la aldea, mientras que las que no han permanecido enteras mantienen el perfil de sus muros. La vegetación ha crecido pero debido a la altura a la que nos encontramos, sobre los 1000 metros de altura, no se ha desarrollado tanto como para ocultarlo. Aunque sí lo suficiente como para conformar con él ahora esa imagen que buscamos, esa conjunción que forman los viejos edificios dejados ante la naturaleza.

A Garranzo se llega en menos de una hora desde Calahorra, pasando primero por la población de Enciso, a la cual llegó a pertenecer como barrio.

Muy cerca, en el valle occidental que forma el río Cidacos, tendremos otra población abandonada llamada las Ruedas de Enciso; cuyos habitantes tuvieron que dejar atrás por la presa que se construyó en su río más arriba en su curso.

Dónde hospedarse: Hotel parador de Calahorra