Revilla de Pomar, un destino diferente en Palencia
Aunque no es un destino con mucha historia, el pueblo de Revilla de Pomar ofrece a sus visitantes una magnífica cueva, algunos monumentos y lugares de interés y un fascinante entorno natural.
Situada sólo 13 kilómetros de la localidad de Aguilar de Campoo, a 21 de Cervera de Pisuerga y a más de cien de la capital provincial, la ciudad de Palencia, la pequeña localidad de Revilla de Pomar es conocida, sobre todo, por acoger la impresionante Cueva de los Franceses.
Esta población palentina se encuentra en el término municipal de Pomar de Valdivia, dentro de la comarca de la Montaña Palentina y muy cerca del Páramo de La Lora. De moderna fisonomía, este pueblo palentino aún conserva algunos vestigios de la arquitectura popular, y toda la zona que le rodea ha sido declarada de Especial Interés Turístico por el importante patrimonio cultural y natural que posee.
Qué ver y hacer en Revilla de Pomar
Un paseo por el casco urbano de Revilla de Pomar nos permitirá descubrir algunos elementos de valor etnográfico, como una fuente con pilón o un potro de herrar en muy buen estado. También saldrá a nuestro encuentra la Iglesia de la Asunción de la Virgen, que cuenta con una mezcla de estilos gótico, renacentista y barroco. Merece la pena acceder a su interior para ver su magnífico altar tallado en madera del siglo XVIII, y no muy lejos se halla la Ermita de Nuestra Señora de Samoño.
Un buen lugar para poder disfrutar del entorno natural es el Mirador de Valcabado, desde el que se puede ver hasta el cántabro Valle de Valderredible, además del cercano Espacio Natural de Covalagua, donde nace el rio Ivia, o el monumento megalítico de Canto Ito. También están en la zona la Cueva del Toro y el Pozo de los Lobos.
Además, Revilla de Pomar se encuentra dentro del Geoparque de las Loras, un territorio situado entre Palencia y Burgos que está dotado de una impresionante riqueza cultural y de naturaleza. Y como curiosidad, hay una granja de alpacas en el pueblo.
La Cueva de los Franceses
La joya de Revilla de Pomar es la Cueva de los Franceses, que se halla en medio de un páramo y bajo un edificio de lo más vanguardista. Se trata de una prodigio de la naturaleza, siendo el resultado de la acción del agua sobre las rocas durante siglos y siglos. El origen de su nombre se debe a que en su interior fueron hallados los restos de varios soldados franceses que cayeron en esta zona durante la Guerra de la Independencia, en el año 1808, tras un cruento enfrentamiento entre las tropas napoleónicas y un destacamento de Húsares Cántabros.
La cueva fue descubierta, de manera oficial, en el año 1904, y fue un sacerdote, Luciano Huidobro, que también era catedrático y vivía de forma temporal en el cercano pueblo de Puentetoma, el responsable del descubrimiento. Hoy en día, y tras unas obras de ampliación, la Cueva de los Franceses dispone de un recorrido visitable de 482 metros lineales que se realizan por una pasarela. También se han incorporado dos nuevas salas, y cuenta con un moderno auditorio equipado con una excelente instalación de equipos de imagen y sonido.
La visita guiada a la cueva, que se hace en grupos de 25 personas, tiene una duración de alrededor de 45 minutos, y es apta para todos los públicos. Durante el recorrido se pueden ver varias salas dotadas de una gran abundancia de columnas, estalagmitas y estalactitas, y al final de la visita, en el auditorio, tiene lugar un peculiar espectáculo de luz y sonido. Al lado de la cueva hay un pabellón que acoge una exposición audiovisual sobre la propia cueva y sobre su entorno, donde se hallan los espacios naturales protegidos del Páramo de la Lora y el Valle de Covalagua. También hay una tienda con recuerdos de la cueva.
