Brañosera, el pueblo más antiguo de España

El pueblo de Brañosera, en la provincia de Palencia, posee el honor de haber sido considerado como el ayuntamiento más antiguo de España, remontándose su origen al año 824, cuando todavía formaba parte del Reino de Asturias y recibió la primera carta puebla. Esta localidad palentina bien puede contar con otros títulos, como ser uno de los pueblos más bonitos de la Península Ibérica.

Está situado al norte de comarca de la Montaña Palentina, y más exactamente en la vertiente sur de la sierra de Híjar, a sólo media hora de la localidad de Cervera de Pisuerga. Forma parte de la Ruta del Besaya, y se encuentra dentro del Camino de Santiago del Norte. Esta privilegiada ubicación le proporciona un espectacular entorno natural.

Pero, además, esta población castellano-leonesa también posee un interesante patrimonio monumental y una buena oferta gastronómica, por lo que conviene tener muy en cuenta el municipio palentino de Brañosera para una próxima escapada.

Brañosera románica

El pueblo se halla en la zona de la provincia de Palencia con mayor concentración de monumentos románicos. En la localidad hay buenos ejemplos de ello, como la Iglesia de Santa Eulalia, que posee un estilo románico primitivo. De sus orígenes conserva la pared sur y su espadaña, pero el resto del edificio es de una restauración realizada en el siglo XVIII.

Otra joya románica de la localidad es el cementerio, donde se encuentran los restos de la Ermita de San Miguel, que mantiene todavía su bóveda apuntada. En uno de los muros que quedan en pie se puede ver una lápida de consagración que se remonta al año 1118.

En algunas de las poblaciones que pertenecen al término municipal de Brañosera también se pueden visitar buenas muestras del románico palentino. Es el caso de la Iglesia San Martín Obispo, en la población de Salcedillo, y la Iglesia de Santa María la Real, en Valberzoso.

Qué hacer en Brañosera

Entre las cosas que puedes hacer durante tu visita a Brañosera es darte un buen homenaje degustando su cocina tradicional o realizar algunas de las muchas rutas de senderismo que hay en su término municipal.

La oferta gastronómica de la localidad tiene mucho que ver con su clima. En otoño, las setas y hongos de la zona están muy presente en las recetas locales. Los fríos inviernos se pasan mejor gracias a unas buenas sopas de ajo o a un rico guiso de carne. También son de lo más calóricos los adobos de carne de caza, especialmente de jabalí o venado. A lo largo de todo el año también se puede dar buena cuenta de un asado de cordero lechal hecho en horno de leña. Y no dejes de probar la rica cecina que se elabora en el pueblo.

Y, cómo no, disfruta a lo grande del maravilloso entorno natural de la población, integrado por parajes repletos de hayas, robles, tejos, avellanos, acebos o muérdago. Lleva contigo unos buenos prismáticos, para no perderte la presencia de buitres, ciervos o jabalíes, e incluso puede que veas algún oso.