Ochagavía, uno de los pueblos más bellos de Navarra

Belén Valdehita
Belén Valdehita 17 Diciembre, 2020

Rodeada por altas montañas y densos bosques, en pleno Pirineo navarro, la villa de Ochagavía nos ofrece la cara más bonita del turismo rural en España.

La villa de Ochagavía, en Navarra
ochagavia.com

Elegante arquitectura tradicional, calles empedradas, reminiscencias medievales y un entorno natural de infarto. Todo se conjuga en la localidad navarra de Ochagavía para que nos quedemos fascinados, encantados y deseando volver.

Empezamos descubriendo el envoltorio natural de este bello pueblo, situado a 764 metros de altitud, en el valle pirenaico de Salazar. Frondosos bosques de hayas y pinos dan paso a altas cumbres, y en medio de este hermoso escenario nos sorprende una población cuyo origen se remonta al siglo XI.

Sin duda es una de las villas más bellas del Pirineo, una belleza que se ve incrementada con su privilegiada situación, en la confluencia de los ríos Zatoia y Anduña, y por su encanto monumental, sus tradiciones o su contundente gastronomía. Sin duda alguna, todos grandes valores que sabrán apreciar los aficionados al buen turismo rural.

Puente Medieval de Ochagavía, en Navarra
guiailustradadenavarra.com

Paseo por Ochagavía

Una de las estampas más hermosas que ofrece Ochagavía es la de su Puente Medieval sobre el río Anduña. Y es que, aunque a finales del siglo XVIII los franceses arrasaron esta parte de Navarra a su paso hacia el interior de la Península, se conservan algunos tesoros en la villa que merece la pena descubrir. Es el caso de la Iglesia de San Juan Evangelista, de origen medieval, que en su interior guarda varios retablos renacentistas y barrocos.

El paseo reposado por el pueblo nos permitirá contemplar la peculiar arquitectura tradicional de la zona. Se trata de viviendas de piedra con empinados tejados, a dos o cuatro aguas, con grandes balcones y dinteles de los más trabajados. Son de destacar ejemplos como los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, además de algunas casonas blasonadas de los siglos XVIII y XIX.

Y a sólo cuatro kilómetros de Ochagavía, sobre una verde colina, encontraremos el Santuario de Nuestra Señora de Muskilda. Se trata de una ermita románica del siglo XII, y en honor de esta Virgen se bailan unas antiquísimas danzas.

Danzantes de Ochagavía, en Navarra
diariodenavarra.es

Qué hacer en Ochagavía

Entre los planes que nos harán disfrutar plenamente de esta villa navarra está la posibilidad de degustar su gastronomía, la misma que predomina en todo el Valle de Salazar. No dejes de probar especialidades como las migas, hechas con pan seco, grasa de tocino y longaniza; la trucha a la Navarra, que se fríe con jamón, o los deliciosos platos de carne de ternera y de cordero lechal. Es ésta zona de buenas setas, de perretxikos en los meses de primavera y de hongos en otoño; de carnes de caza, especialmente de jabalí y ciervo, y de postres como la cuajada. No puede faltar en nuestra mesa un Queso con Denominación de Origen Roncal y un vaso de pacharán navarro.

En invierno podremos hacer esquí de fondo en las pistas de Abodi-Salazar, en plena Selva de Irati, y en otoño hacer un recorrido en coche de 23 kilómetros por la Sierra de Abodi, contemplando el espectacular cambio cromático de los hayedos. Los aficionados a la montaña podrán escalar el mítico Pico de Ori, de 2.021 metros de altura, y los que prefieran el senderismo tendrán un montón de hermosas rutas para elegir, como la del camino viejo a Irati y Muskilda, la ruta al barranco de Otsate o la ruta Ochagavía-Isaba.

Siempre es un buen momento para visitar Ochagavía, pero hay fechas y momentos especiales. El 8 de septiembre tiene lugar la Romería a la Ermita de Muskilda, y tendremos la oportunidad de ver a ocho danzantes, con trajes típicos y acompañados por "el Bobo", un danzante tipo arlequín vestido de verde y rojo, bailar paloteados y una jota antes de que saquen a la virgen en procesión. Y entre finales de agosto y principios de septiembre, Ochagavía retrocede un siglo parar rememorar como era la vida en este pueblo navarro hace 100 años. Un montón de personajes, como lavanderas, hilanderas, barberos o niños jugando, representados por habitantes de la villa, dan vida a esta fiesta declarada de Interés Turístico de Navarra.

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