La impresionante Selva de Irati, en Navarra
La Selva de Irati, en Navarra, es un paraje natural de gran valor ecológico y un auténtico placer para todos nuestros sentidos.
En la Comunidad Foral de Navarra se encuentra uno de los bosques de abetos y hayas más espectaculares de Europa: la Selva de Irati. En realidad, esta gran masa forestal llega hasta el País Vasco francés, pero en España cuenta con alrededor de 17.000 hectáreas de naturaleza prácticamente virgen.
Irati se extiende a lo largo del valle del río homónimo, en la zona oriental del Pirineo Navarro. A su alrededor emergen grandes montañas, como las de Orzanzurieta, Orhi o la Sierra de Abodi. Dentro de esto gran bosque se encuentran, a su vez, las reservas naturales de Mendilatz y Tristuibartea y la reserva integral de Lizardoia.
Cualquier momento del año es bueno para visitar este paraíso natural navarro, pero es el otoño la mejor época para recorrerlo. Durante esa época las hayas, y otros muchos árboles y arbustos de la zona, comienzan el cambio de coloración, inundando el valle de tonalidades rojizas, anaranjadas y amarillentas, y proporcionando un espectáculo visual difícil de olvidar.
Qué hacer en la Selva de Irati
El senderismo es la actividad reina en la Selva de Irati. No hay una experiencia mejor que recorrer cualquiera de los senderos balizados, inmortalizando con la cámara o el móvil todos estos paisajes que la retina no puede retener.
Tras el recorrido, se puede visitar el bonito pueblo de Ochagavía o seguir practicando otras actividades en contacto con la naturaleza, como el BTT, los paseos a caballo, el montañismo o el esquí de fondo en la temporada invernal.
La mejor forma de conocer Irati en profundidad es visitando, previamente, el Centro de Interpretación de la Naturaleza, que se encuentra en el municipio de Ochagavía, o los Puntos de Información de Arrazola y Virgen de las Nieves.
La villa de Ochagavía
Ochagavía es la población más próxima a Irati. Se trata de un pueblo típico del Pirineo Navarro, con calles empedradas donde surgen grandes y antiguo edificios. Es el caso de los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, o varias casas blasonadas de los siglos XVIII y XIX.
Una estampa fabulosa es la que proporciona el puente medieval que hay sobre el río Arduña, y una interesante visita es la de la Iglesia de San Juan Evangelista o la de la Ermita de Nuestra Señora de Muskilda, ambas de origen románico.
Llegada la hora de comer, aquí encontraremos buenos restaurantes donde poder probar algunas de las especialidades de la cocina navarra, como la paloma torcaz, la ternera navarra, el chuletón de buey, el pato y sus derivados, las truchas, los hongos y las setas. De postre, nada mejor que unas fresas y moras silvestres, una cuajada fresca con miel, nueces con membrillo o una rica tabla de quesos del Roncal e Idiazábal. Sin duda un exquisito punto final para nuestra visita a la Selva de Irati.