La Reserva Natural de los Acantilados de la Piedra y San Adrián

Al pie de la Sierra de Leire, y rodeado por el río Salazar y por el cercano río Irati, se encuentra el encantador pueblo navarro de Lumbier. Goza de una ubicación privilegiada que le otorga maravillosas joyas de la naturaleza, como las foces de Lumbier y Arbayún y los Acantilados de la Piedra y San Adrián, estando todas consideradas Reservas Naturales.

Los Acantilados de la Piedra y San Adrián cuentan con una extensión de 393 hectáreas, y están situados al oeste de la Sierra de Leyre. Esta reserva natural, formada por infinidad de arcos naturales y por otras peculiares formaciones kársticas, está integrada en la Zona de Especial Protección para las Aves Sierra de Leire-Foz de Arbayún. Posee una preciosa flora dominada por carrascales, hayedos y robledales, y en sus cielos reinan aves como el búho real, el águila real, el buitre común, el halcón peregrino, el alimoche, la chova piquirroja o el cernícalo.

Ruta circular por los Acantilados de la Piedra y San Adrián

En general es una ruta que no plantea grandes problemas, salvo en un tramo que hay después de superar la Ermita de San Adrián, que podría calificarse de dificultad moderada. Y es que hay que subir por una zona entre rocas en la que conviene agarrarse a los arbustos para ayudarse en la subida.

Por lo demás, no revierte gran dificultad, y podemos guiarnos siguiendo varios cairns, que son montículos formados por pequeñas piedras sueltas a modo de señal. El recorrido pasa por la Ermita de San Adrián, el Pico Romastaca, el Vértice La Trinidad, la Ermita de la Trinidad de Lumbier y por un Vía Crucis.

Se trata de una ruta circular de poco más de nueve kilómetros de recorrido. Cuenta con un desnivel positivo y negativo de 497 metros, y la altitud máxima que se alcanza es de 931 metros, siendo la mínima de 427 metros. El tiempo que se emplea en realizarla está en torno a las tres horas, siempre dependiendo del ritmo de la marcha y del número y duración de las paradas.

Qué ver y hacer en Lumbier

Para los que deseen hacer un recorrido monumental por esta villa navarra, Lumbier ofrece joyas como el edificio del Ayuntamiento, de finales del siglo XV; la Casa Antillón, un palacio barroco del siglo XVIII, o el Monasterio de Santa María Magdalena, construido a finales del siglo XVI. También se pueden visitar los bonitos puentes de la localidad, como el de la Ida, que está sobre el río Irati y es de probable origen medieval; el Puente de las Cabras, escenario en 1875 de la batalla de la Trinidad, durante la Tercera Guerra Carlista; el Puente de los Hierros, dotado de una estructura metálica, o el Puente de Sielva, que se encuentra sobre el río Salazar.

Los atractivos naturales están protagonizados por las Reservas Naturales de la Foz de Lumbier, la Foz de Arbayún y los Acantilados de la Piedra y San Adrián. Además de su gran belleza, son un auténtico paraíso para los aficionados al birding, es decir, para aquellos a los que les gusta disfrutar de la observación de las aves.

Otros planes en Lumbier consisten en visitar alguna de sus tres bodegas, en las que elaboran vinos con denominación de origen Navarra; realizar descensos en balsa por el río Irati; sacarse el título de piloto de avión ultraligero en un enclave privilegiado, a los pies de los Pirineos, o hacer un interesante y entretenido recorrido por la Finca Plantas Aromáticas y Medicinales ecológicas Josenea.