La villa navarra de Lantz
El encantador pueblo navarro de Lantz ofrece a sus visitantes una estupenda oferta de turismo rural que incluye la celebración de unos antiguos y curiosos carnavales.
En pleno valle navarro de Anue, y rodeado por montañas, praderas y bosques de hayas, se encuentra uno de esos lugares que hay que visitar, al menos, una vez en la vida. Y mejor si lo hacemos durante la celebración de sus fiesta de carnaval, porque viviremos una experiencia inolvidable.
Hablamos de Lantz, un pueblo de la comarca de Ultzamaldea situado a tan sólo 25 kilómetros de la capital de la comunidad, la ciudad de Pamplona. En esta villa, donde las viviendas tradicionales se alternan con algunas casona blasonadas, se celebra uno de los carnavales más peculiares de España.
En cualquier momento el año, conviene tener en cuenta el clima de Lantz a la hora de hacer la maleta. Esta localidad navarra suele contar con unos veranos frescos y con unos inviernos bastante fríos, siendo las lluvias abundantes casi todo el año. Suelen predominar el viento del Norte, conocido como cierzo; el viento del Noroeste, aquí llamado ziarraize, y el viento procedente del Sur, el popular bochorno.
Iglesia, restos arqueológicos y cuevas
El monumento que más llama la atención en Lantz es la Iglesia de los Santos Cornelio y Cipriano, que encontraremos en la calle Santa Cruz. De estilo barroco, en ella destaca su alta torre de color rosado, y en su interior la imagen de Santa Bárbara en el Altar Mayor.
La villa conserva la antigua Calzada Romana que unía la localidad de Belate con Lantz, así como el paso por el municipio de uno de los ramales del camino Jacobeo que desde Francia se dirige a Santiago. De la época de los romanos también siguen existiendo algunas minas de cobre.
Y son muchos los atractivos naturales con los que Lantz obsequia a sus visitantes, como las nueve cuevas, de alto valor geológico, que encontraremos repartidas por los montes Aierdi, Otaño y Kostarán. Coronar alguna de sus cumbres es una grata y no muy dura experiencia, como la de Saioa o el Okolin.
La cocina y el Carnaval de Lantz
En Navarra se come muy bien, un hecho que podrás comprobar en Lantz. Algunos de sus alojamientos cuentan con restaurante, como es el caso del Hotel Iribiarna, aunque sólo ofrece la posibilidad de comer a sus huéspedes. Sí que se puede reservar en el restaurante de la Posada de Lantz aunque no estés alojada en ella.
La oferta de cocina tradicional incluye platos tan populares como el cochifrito navarro, las carnes de cordero, ternera y cerdo al chilindrón, el estofado de toro, las perdices al chocolate, el pastel de liebre, la trucha a la navarra o el bacalao al ajo arriero. No hay que olvidar la tradición de pintxos, ni los excelentes Vinos de Navarra con los que completar nuestra experiencia gastronómica.
Pero si de experiencias en esta villa navarra se trata, la más deseada es la de poder estar presentes en la celebración del Carnaval de Lantz, en el que tiene lugar la persecución, apresamiento y quema del mítico bandido Miel Otxin. Todos los personajes que participan en este singular evento van vestidos con sacos rellenos de hierba o helecho y vistosos y coloridos ropajes, y sus andanzas van acompañadas a ritmo de chistu y tamboril.