La villa navarra de Isaba, en el Valle del Roncal

Lo de tener un bonito entorno natural es una frase que se queda corta, muy corta cuando hablamos del pueblo navarro de Isaba. Y es que esta población se halla al norte del pirenaico Valle del Roncal, junto al precioso valle de Belagua, rodeada por grandes montañas y surcada por el río Esca. Está muy cerca de los montes más altos de Navarra, como la Mesa de los Tres Reyes, y de las cavidades más profundas, como la Sima de San Martín.

Y si el escenario donde se halla es espectacular, el pueblo le sigue a la zaga, porque es realmente encantador. Sus casas de piedra y madera con tejados muy inclinados, para que la nieve resbale en los mees de invierno, se reparten por sus estrechas calles empedradas.

Monumentos históricos, preciosas rutas de senderismo, pistas para realizar esquí de fondo y otros atractivos pueblos son sólo algunos de los incentivos turísticos que nos reservan la localidad de Isaba y el Valle del Roncal.

Paseo monumental por Isaba

En nuestro obligado paseo por la villa de Isaba descubriremos bellos ejemplos de arquitectura religiosa, siendo la joya monumental la Iglesia de San Cipriano, del siglo XVI, que en su interior conserva un magnífico retablo renacentista. No se quedan atrás en interés la Ermita de Idoia, que se encuentra a casi un kilómetro del pueblo, en un bello paraje natural; la Ermita de Belén, una capilla del siglo XVIII que está en el camino que va a Belabarce, y la Ermita de Arrako, situada en el Llano de Belagua, a 10 kilómetros del municipio.

En Isaba también hay varias construcciones civiles de interés, como el edificio del Ayuntamiento, que se remonta al siglo XIX; los dos puentes románicos que hay en la carretera que va a Belagua y el Puente de Otsindundua, del siglo XVI; las típicas casas roncalesas, de piedra y madera con tejados muy inclinados a dos o cuatro aguas, o los imponentes escudos que se pueden ver en sus fachadas y en algunas fuentes del pueblo.

Hay otro tipo de construcción tradicional en la zona, pero que encontraremos en los prados y campos sembrados. Se trata de las Bordas, que eran las viviendas donde antaño habitaban los pastores con el ganado durante los meses de primavera y verano, hasta que con la llegada del otoño regresaban a la Ribera Navarra.

Disfrutando de Isaba

Para conocer todo lo relacionado con el Valle del Roncal, siempre podremos hacer una visita a la Casa de la Memoria, un interesante museo, muy bien montado, donde descubriremos sus costumbres, tradiciones y la historia de esta parte de Navarra.

Pero sumergirse en el entorno natural de Isaba es sin duda lo mejor que se puede hacer en el Valle del Roncal. Se pueden dar pequeños paseos, como el que lleva a la Ermita de Idoia o la subida a la zona donde hace mucho hubo un castillo, y desde donde disfrutaremos de muy buenas vistas. También hay rutas de diferente grados de dificultad y con distintas distancias. Entre otras, la Ruta Isaba-Belagua-Arrakogoiti, de casi 15 kilómetros; la Ruta Isaba-Burgui, de 22,5 kilómetros; la Ruta Isaba- Uztarroz, de 7,2 kilómetros, o el Camino de los Contrabandistas, que tiene 18,5 kilómetros de distancia.

El senderismo no es la única actividad que se puede disfrutar en Isaba y alrededores. Los aficionados a la bicicleta de montaña disfrutarán por los caminos forestales de la zona, y para los que prefieren los deportes invierno cuentan con estupendas pistas de esquí de fondo. De ellas nos informarán en el Centro de Montaña Valle Roncal y en su estación de esquí nórdico, Larra-Belagua.