Guía de Mallorca de la Tramuntana a Cala Figuera
Sandra Monrabal del Moral 12 Diciembre, 2017
En Hoteles.net hemos vuelto a hacer las maletas para vosotros. Nuestros redactores exploran la isla de Mallorca en pleno invierno para descubrirnos la otra cara de una isla que lo tiene todo para ser un destino ideal en cualquier momento del año.
Comenzamos este viaje de 4 días a Mallorca aterrizando en el aeropuerto de Palma de Mallorca y descubriendo que, si bien no es Canarias, Mallorca cuenta con una temperatura ideal en pleno diciembre, oscilando entre los 8º grados en plena noche y casi los 20º durante el día. Una temperatura genial para explorar, aunque no vayamos a disfrutar de un baño en el mar ¿o si?
Explorando la Tramuntana
Sin perder un minuto nos hacemos con un coche para emprender nuestro viaje a la Tramuntana. Sin duda en Mallorca es necesario contar con un coche o una moto para poder descubrir los mejores pueblos y rincones de la isla, por lo que te recomendamos que alquiles un coche un par de días, o bien acudas a la isla por barco con tu propio coche (aunque esto último es menos económico).
La sierra de la Tramuntana está situada al noroeste de la isla, y se extiende a lo largo de 100 km paralelos a la costa, lo que la hace especialmente bella. Esta sierra y los pueblos que se encuentran en ella son Patrimonio de la Humanidad, y si la recorres descubrirás por qué. Recorriendo las sinuosas carreteras de la sierra, puedes entender porque artistas, escritores e intelectuales de todo el mundo elegían y eligen este lugar para refugiarse en invierno, o como retiro artístico. Mallorca está llena de galerías y exposiciones de arte, fruto de la gran población de artistas con la que cuenta.
Valldemossa
Nuestra primera parada está en Valldemossa, un pueblo en plena montaña con un gran encanto. El monte balear es uno de los más bellos ejemplos de monte mediterráneo, ello combinado con el casco rural de un pueblito medieval como Valldemossa, es toda una delicia. Aprovecha tu visita para desayunar en una de las muchas pastelerías donde sirven los productos típicos.
Si pasas por Valldemossa no puedes dejar de visitar la Real Cartuja. Un antiguo monasterio concebido como residencia real. Fue habitado por monjes cartoixans. En sus instalaciones vivió el pianista y compositor polaco Frédéric Chopin y su mujer la escritora francesa George Sand en los años 1838-1839. En el museo se pueden ver recuerdos de la pareja y muestras de arte de los siglos XV al XX.
Deia (Deyá)
Continuando por la sierra llegaremos a Deia, otro de los pueblos preciosos que dan vida a la Tramuntana. Deia tiene mucha vida durante todo el año, por lo que no nos sentiremos solos paseando por el centro y de camino a la iglesia que corona el pueblo en lo alto de la colina. En Deia se puede visitar la casa de Robert Graves escritor y músico que eligió esta población como residencia durante parte de su vida.
No te pierdas la Cala de Deia, a 20 minutos en coche, vale verdaderamente la pena, sobre todo si puedes disfrutarla casi solo para ti en épocas no estivales.
Pollença
En Pollença acaba nuestro recorrido por los pueblos de la Tramuntana. Un municipio medieval en el que puedes disfrutar de numerosos comercios de artesanía y productos típicos a lo largo de su casco viejo, empedrado y totalmente peatonal. En su plaza hay muchos bares y ambiente en cualquier época del año. Si llegas con fuerzas no te pierdas el Calvario, 365 escalones te separan de tu objetivo, pero vale la pena subir.
Estos son solo algunos de los pueblos que pueden encontrar en esta preciosa Sierra en la encuentras a pocos kilómetros la playa, los acantilados y la nieve en invierno. Una de las paradas obligadas el Faro de Formentor, un punto más septentrional de la isla. Desde el mirador de Colomer puedes disfrutar de las estupendas vistas de la bahía, habitada por una gran cantidad de fauna.
Este de Mallorca
En nuestro segundo día en Mallorca vamos a visitar la parte este de la isla. De camino, cruzando la isla por el centro, nos damos cuenta de lo diferentes pueden resultar unos lugares que están realmente tan cerca. Pasamos por la población de Campo, una localidad ubicada en el centro de la isla que tiene un aspecto totalmente interior, que recuerda a los pueblos de la meseta.
Nuestro destino final es Santany, una población costera que cuenta con un encantador casco urbano. Vale la pena dar un paseo por sus calles y plazas, disfrutando del buen ambiente que se respira. Cerca de la población podemos disfrutar del Parque Natural de Mondragón. Una cala de arena blanca y aguas pocas profundas, rodeada de naturaleza y con una paz que solo en invierno podemos disfrutar.
A pocos kilómetros de aquí (sin salir del término de Santany) se encuentra nuestra siguiente parada, se trata de Cala Figuera y su puerto marinero. Posiblemente uno de los puertos más encantadores que hemos visto en toda la isla. Su curiosa orografía nos regala dos puertos donde en realidad solo hay uno, y vale la pena recorrerlos a pie y caminar por el sendero que sube hasta el faro, un camino sencillo de menos de 30 minutos.
Si buscas un lugar donde comer en esta zona en las poblaciones cercanas como Portopetro y Cala D’Or encontrarás una buena oferta.
Es hora de poner rumbo persiguiendo el sol, porque nos vamos al otro lado de la isla a ver una buena puesta de sol. Elegimos para ello la pequeña localidad de San Telmo, situada al suroeste de la isla. San Telmo tiene un puerto pesquero precioso que parece haber sido pensado para disfrutar la puesta de sol de una forma especial. Si te asomas a su costa en invierno cerca de las 17:30, verás al sol esconderse entre las Isla de la Dragonera y el pequeño islote Pantaleu, impresionante.
A la hora de la cena llegamos a Palma, donde la oferta gastronómica y de ocio es diversa todo el año. Buscamos mezclarnos con los locales y elegimos el Bar España, un bar de pinchos y raciones con mucho ambiente.
Palma de Mallorca
Hoy toca vivir Palma y todo lo que tiene que ofrecernos. En la capital de la isla podemos disfrutar de una gran cantidad de edificios de estilo gótico que la hacen muy especial. Desde la Catedral de Santa María del Mar partimos para recorrer el patrimonio de la ciudad. Visitamos el Palacio de la Almudaina, que es la residencia oficial de los Reyes en Palma, aunque no utilizan en su lugar el más discreto Palacio de Marivent. Como los Reyes efectivamente no estaban por aquí podemos visitar el Palacio de la Almudaina donde, entre otras cosas, los musulmanes se rindieron ante Jaume I, y se dió lugar al Reino de Mallorca, en el año 1229. La Almudaina está llena de historia y ejemplos de arte de distintas épocas, más medieval en la parte baja, y de estilo barroco en la parte superior del palacio. La entrada cuesta 7 euros.
Salimos del Palacio rumbo al mercado. Cuando visitamos cualquier ciudad, no podemos perdernos su mercado de Abastos, pues es la mejor oportunidad para comprar producto típico auténtico y descubrir de otro modo la cultura del lugar. De entre los muchos mercados con los que cuenta Palma de Mallorca elegimos el Mercado de l’Oliveral, en la plaza del mismo nombre. Aprovecha para comprar por aquí la sobrasada que quieras llevarte, no la encontrarás más rica ni a mejor precio. En el mercado se puede aprovechar para comer, o también podemos visitar alguno de los estupendos restaurantes de la isla. Casa Jacinto (comida típica mallorquina) o restaurant Sadrassana son nuestras recomendaciones.
Por la tarde es buen momento para visitar la Lonja y el Born, y quien sabe si hacer algunas compras… Esta zona está llena de tiendas, de todo tipo, en las que puedes echar más de una tarde.
Si tienes algo más de tiempo (un día más al menos) no te pierdas el Castillo de Vellber. Una fortaleza única, por su planta redonda, ubicada en lo alto del monte del mismo nombre, muy del núcleo urbano (llegan hasta allí varios autobuses de linea). Desde donde nos deja el autobús vale la pena subir caminando, aunque si vas en coche puedes llegar hasta el centro de visitantes del castillo. La entrada es gratuita en invierno y podemos disfrutar de un Castillo lleno de historia donde además se ubica el Museo de historia de Mallorca. Este Museo es muy interesante ya que cuenta la historia de la isla desde sus primeros habitantes hasta la actualidad, por medio de pinturas, restos arqueológicos y relatos. El Castillo de Vellber fue también cárcel durante la dictadura, y las huellas de esta oscura historia son visibles hoy en día en sus muros.
Desde el Castillo ya tenemos recorrido parte del camino hacia nuestro último destino en Palma de Mallorca, Cala Major. Se trata de un núcleo enfocado al turismo, donde en invierno veremos muchos surfistas y establecimientos cerrados. En esta zona es en la que se encuentra el Palacio de Marivent, donde los Reyes pasan parte del verano. Desde hace unos meses los jardines con visitables si los Reyes no se encuentran en la casa. En los jardines, cuya entrada es gratuita, podemos ver varias esculturas del artista Joan Miró que vivió en Palma de Mallorca.
Justo enfrente del Palacio de Marivent está uno de los locales más exitosos de la zona, La Parada del Mar, un restaurante especializado en pescado donde antes de sentarte tendrás que escoger el género a peso igual que en una pescadería. El resultado es estupendo y por un precio muy razonable.
Si de vuelta al centro te has quedado con ganas de dulce no dejes de visitar la cafetería y pastelería Sant Joan de S’Aigo, para nuestro gusto las mejores ensaimadas de Palma ¡y las preparan para llevar!