Un pintoresco pueblo blanco con pasado bereber en la Serranía de Ronda
En pleno corazón verde del Valle del río Genal, los amantes de la naturaleza, la aventura y del buen comer, encontrarán aquí un destino perfecto para ellos.
En la provincia de Málaga y en la Serranía de Ronda encontramos el pintoresco pueblo de Benalauría. Situado a 667 metros sobre el nivel del mar, desde allí se ofrecen unas magníficas vistas panorámicas de Gibraltar y de las costas del norte de África en los días más despejados.
Sus casas blancas con balcones llenos de flores y sus calles adoquinadas y serpenteantes nos hablan de su rica historia y su influencia morisca además de conservar el ambiente rural típico de la serranía en la que se encuentra. El pueblo nos ofrece una variedad de lugares de interés y una oferta cultural variada, así como una rica gastronomía que hay que descubrir.
Qué debes saber sobre Benalauría
Benalauría es uno de los pueblos, en pleno corazón verde de la provincia de Málaga, del Valle del río Genal, rodeado de parques naturales, lo cual hace que forme parte de un tesoro rural listo para ser disfrutado. Aunque se encuentra a una hora y media de Tarifa y a treinta quilómetros de la famosa Ronda, llegar a la localidad no es fácil, pese a que la carretera es buena, su altura y sus curvas hacen del lugar un refugio que pasa desapercibido a la gran parte de los turistas.
Como la mayoría de los pueblos del Valle del Genal, sus orígenes pertenecen a la etapa bereber, a principios del siglo VIII. Su nombre parece derivar de la tribu Banu l Hawariya, una de las primeras que formaron parte de las expediciones que cruzaron el Estrecho de Gibraltar en el 711. Tras la conquista cristiana, a la que no se opuso mucha resistencia, y después de la expulsión de los moriscos, en 1570, el pueblo empezó a perder población. La repoblación en todo el valle se llevó a cabo con cristianos venidos de Sierra Morena y del Valle del Guadalquivir.
Ya en el siglo XX se extendió el cultivo del olivar, el cereal y los cítricos, pero durante los años 50 se produjo un descenso de la población debido a la caída de los precios del campo. Actualmente, la política agraria de la Unión Europea, el ecoturismo y la agricultura ecológica están manteniendo el nivel de población, unos 7.000 habitantes. Según cuentan los propios vecinos, los turistas que más visitan esta zona de la Sierra de Málaga son los californianos, enamorados de su belleza, su tranquilidad y su clima, ya que en verano las noches suelen ser tan frescas que se necesita una buena manta para echarse por encima.
Qué ver en Benalauría
Las principales calles de Benalauría son las calles de la Iglesia y de la Estación, aunque en cualquier otra podremos contemplar como los vecinos compiten para tener las ventanas y balcones más floridos y engalanados. Visitar el pueblo en primavera aumenta, si cabe, su belleza. Pronto encontramos la sede del Ayuntamiento, edificio que data del siglo XVIII y cuya portada adintelada está flanqueada por ventanas enrejadas de estilo rondeño. Se puede observar también el escudo heráldico de España en tiempos de Fernando VII.
La Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, de estilo neoclásico y de origen en el siglo XVI, consta de tres naves y una cabecera separada de las mismas por una cúpula de media naranja con planta basilical. Allí se encuentra la imagen de Santo Domingo, patrón de la localidad, y la de la Virgen del Rosario, patrona también y que fue la única que sobrevivió al incendio de la iglesia durante la Guerra Civil. Pero para conocer bien el pasado de Banalauría se hace imprescindible la visita al Museo Etnográfico. En un amplio edificio del siglo XVIII alberga toda una almazara, útiles de labranza, prensa de uvas, trillos, arados… Es también el punto de información turística.
En el antiguo Pósito de Labradores y junto a la plaza del pueblo encontramos el Centro de Interpretación Casa de Moros y Cristianos. Allí una exposición permanente de imágenes y textos ayuda a conoce la fiesta que se representa cada año y los personajes y hechos históricos en los que se basa dicha celebración. Pero no se puede abandonar Banalauría sin disfrutar de su entorno natural, uno de los enclaves de mayor belleza de toda la Serranía, con numerosas rutas y unas vistas extraordinarias, ni de su rica gastronomía donde las ollas serranas, los potajes de garbanzos, los platos y embutidos de cerdo, el gazpacho o su repostería, fiel reflejo de la tradición morisca son todo un placer para los sentidos.