El pueblo blanco de Coín, en Málaga
Situado a medio camino entre el mar Mediterráneo y el interior de la provincia de Málaga, Coín es un encantador pueblo rodeado por un privilegiado entorno natural.
Ubicado en plena comarca malagueña del Valle del Guadalhorce, el término municipal del pueblo de Coín abarca desde la Sierra de Alpujata hasta el centro de la comarca. Y es por su privilegiada situación que cuenta con una gran variedad de paisajes, tanto de montaña como de río, siendo un destino ideal para los aficionados al senderismo. Son especialmente bonitos parajes como el del Barranco Blanco, la Sierra Negra, la Albuquería, los Llanos del Nacimiento, la Sierra Alpujata o la Sierra Gorda.
Una vez en el municipio, que se halla a 36 kilómetros de la ciudad de Málaga, podremos disfrutar de su magnífico casco histórico y de su gran patrimonio monumental; de su rica gastronomía, basada en los productos de la huerta; de la tradición alfarera de esta villa, que nos permitirá adquirir bellas cerámicas, y de otros atractivos que hacen de Coín un buen destino malagueño.
Qué ver en Coín
Empezamos la visita a Coín recorriendo su casco antiguo, donde muchos de sus monumentos han sido declarados Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía, como el Antiguo Convento de Santa María de la Encarnación o la Iglesia de San Juan Bautista. Otro edificio del pueblo protegido por esta declaración es la Ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta, que está junto al río Pereilas.
Y también merece la pena visitar lugares como la Torre de los Trinitarios, que se encuentra en la calle de la Cruz, y que es el único resto que queda de un convento de trinitarios calzados que fue trasladado desde el Cerro de los Ángeles en el siglo XVII, o la Iglesia de San Andrés, una capilla del Hospital de la Caridad, del siglo XVI, reconvertida en templo.
Hay otras interesantes visitas en Coín, como la del Centro Antonio Reyna Manescau, dedicado a la obra de este famoso pintor nacido en el pueblo; las Cuevas Rupestres, que aunque son de propiedad privada se abren al público en determinadas fechas; el Arco de la Atarjea, el único vestigio que queda de la primera hidroeléctrica de la localidad, del año 1897, o el Museo Etnográfico Las Vistillas, el mejor lugar para conocer la historia y la forma de vivir de este pueblo malagueño en el siglo XX.
Qué hacer en Coín
No se puede decir que se ha visitado Coín si no se ha probado la gastronomía coineña. Sus platos más típicos están elaborados con productos de la huerta, como la sopa poncima, la sopa hervía, el gazpacho, el gazpachuelo o la berza con pringá. Son muy populares en la villa, y de gran calidad, los productos de la matanza, como la morcilla, el chorizo, el lomo, el salchichón, el morcón o el lomo en manteca.
Otro buen plan, y muy recomendable, es salir de compras para adquirir productos artesanales, como objetos de alfarería y cerámica, sillería y artículos de esparto y de palma. También podremos llevarnos productos gastronómicos de vuelta a casa, como pan amasado a puño y horneado en leña; repostería, sobre todo la que elaboran las monjas clarisas del Monasterio de Santa María de la Encarnación; naranjas, chacinas o el famoso tomate Huevo de Toro del Valle del Guadalhorce.
Y si nos organizamos, podemos hacer coincidir la visita a Coín con algunas de sus fiestas más populares, como la Fiesta de la Naranja, que se celebra en mayo y gira en torno a esta rica y sana fruta; la Semana Santa, especialmente el Jueves Santo, por lo destacadas que son las imágenes que ese día hacen su estación de penitencia; las Fiestas de Primavera, el 1, 2 y 3 mayo, un evento que homenajea a las personas que trabajan en el campo; la Romería de la Virgen de la Fuensanta, que se celebra el primer fin de semana de junio, o la Feria de Agosto, a mediados de agosto, la festividad grande de Coín en honor de su patrona, la Virgen de la Fuensanta, que se festeja durante varios días con un montón de actividades.