Vinos de Madrid: Subzona de El Molar

La historia de los Vinos de Madrid comienza en el año 1984 con el reconocimiento de la Denominación Específica Vinos de Madrid. Sólo dos años después, en 1986, el Ministerio de Agricultura aprobó dicha Denominación Específica Vinos de Madrid, y en noviembre de 1990 quedó reconocida oficialmente como la Denominación de Origen Vinos de Madrid.

Hoy en día, en la Comunidad de Madrid hay más de 12.000 hectáreas dedicadas al cultivo de uva de vino, estando 8.900 hectáreas dedicadas a la D.O. Vinos de Madrid. Se trata de una de las 94 denominaciones de origen reconocidas en España, y está integrada por cuatro subzonas: Arganda, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias y El Molar.

Subzona El Molar de Vinos de Madrid

Fue en el mes de marzo del año 2019 cuando la Comunidad de Madrid decidió ampliar el territorio de su Denominación de Origen Vinos de Madrid con una cuarta subzona, El Molar, que fue aprobada por la Unión Europea y que se unió a las otras tres ya existentes: Arganda del Rey, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias.

Su incorporación supuso 600 nuevas hectáreas de viñedos para los Vinos de Madrid. Esta subzona es la única que se encuentra situada en el norte de la Comunidad de Madrid, y está constituida por los municipios de Colmenar Viejo, El Molar, El Vellón, Patones de Arriba, Pedrezuela, San Agustín de Guadalix, Talamanca del Jarama, Torrelaguna, Torremocha del Jarama, Valdetorres de Jarama y Venturada.

La Subzona de El Molar posee unas peculiaridades únicas en cuanto a climatología, altura y tipo de terreno, de granito y pizarra, lo que ha dado lugar a una uva con unas características que también resultan únicas. Las variedades de uvas que emplean en sus vinos son la garnacha tinta y la malvar.

Qué ver y hacer en El Molar

Aunque son varios los pueblos que integran la Subzona de El Molar, nos centramos en el municipio que le da nombre, y en el que hay mucho que ver y hacer. El mejor lugar para iniciar el recorrido por este pueblo madrileño es en la Plaza Mayor, donde se encuentra la Iglesia de la Asunción, del siglo XV y estilo isabelino, y dotada de un bello pórtico renacentista. La visita monumental también debe incluir la Ermita de San Isidro, del siglo XIX, que está en el cerro de la Corneja; la Ermita de la Virgen del Remolino, que fue reconstruida en siglo XX tras amenazar ruina la anterior, y la Ermita de la Soledad, del siglo XVI, que es la más antigua de las tres.

Imprescindible es acercarse a las Cuevas de El Molar, que están repartidas por los cerros que rodean su casco urbano. Muchas de ellas han sido reconvertidas en bodegas y en restaurantes donde podremos probar los ricos platos y el excelente vino que elaboran en el pueblo. A primeros de octubre se celebra en la población la Feria del Vino, que incluye visitas a las bodegas, catas de vinos, conciertos, talleres, exposiciones y muchas más actividades.

Y no hay que perderse el entorno natural de El Molar, que podremos descubrir realizando alguna de las muchas rutas que parten de la villa y que recorren las estribaciones de la Sierra Norte de Madrid. Caminando por ellas contemplaremos una variada flora y fauna, además de comprobar que el agua es un elemento muy presente. Y es que, además de los ríos Jarama y Guadalix, hay infinidad de arroyos, sin olvidar la popular Fuente del Toro, a cuyas aguas se le atribuyen propiedades medicinales.