Valle de Torán, el rincón más desconocido del Valle de Arán
La tranquilidad en sus bosques, sus caminos y sus pequeñas aldeas, hacen de este valle un lugar único poco antes de llegar a la frontera francesa.
El Valle de Torán es el último territorio del Valle de Arán. Al tratarse de un valle estrecho y de gran humedad, es un lugar idóneo en el que hayedos, abetales y robledales encuentran su lugar para vivir, apretándose tanto entre ellos que parece que no se puedan atravesar. Además de las especies vegetales, hay dos animales que también tienen aquí todo lo que necesitan. Son el oso pardo y el urogallo, aunque no están solos. También hay ciervos, búhos y otras especies que habitan tranquilamente este lugar, lejos del ser humano.
Para llegar hasta aquí, hay que atravesar la capital, Vielha, por el túnel y continuar hacia el norte por el ramal izquierdo de la carretera, seguir el curso fluvial del río Garona. Continuando por la vía que sube hasta la frontera francesa en Pont del Rei hay un último desvío, el que se debe tomar para llegar al Valle de Torán.
Las aldeas del Valle de Torán
Aunque Torán tubo nueve aldeas, hoy en día ya quedan habitadas solo cuatro, de las cuales, tampoco cuentan con mucha gente. Canejan se considera la aldea principal, se encuentra elevando en una cornisa y las vistas que tiene de los perfiles pirenaicos del macizo de la Maladeta son realmente espectaculares. En la primera mitad del siglo XX vivió momentos de esplendor industrial, gracias a las minas de zinc de Liat. Entre la vegetación, todavía pueden verse algo de chatarra, así como un viejo lavadero que se usaba para el minera brocard de Pontaut, que parecen no querer caer en el olvido.
Sant Joan de Toran es quizás la aldea más pintoresca de todas por sus cuidadas casas de piedra y por una pequeña capilla románica dedicada a San Juan Bautista. Aunque actualmente apenas hay censados 3 habitantes, esta aldea se recuperó del abandono en la década de los 80. Se restauraron las casas en base a la arquitectura original y a día de hoy se convierte en un magnífico lugar para el visitante para tomar algunas fotografías, comer olla aranesa y recorrer sus calles.
Las otras dos aldeas son Porcingles y Eth Pradet. Este último, es más conocido por contar con el refugio Era Honeria, que sirven para dar abrigo a los senderistas de la ruta circular del Valle de Arán. Los caminos que unen Canejan con Eth Pradet son antiguas vías de comunicación que, cuando llega el invierno y cae la nieve, solo se pueden recorrer con raquetas. Se trata de vías muy íntimas y poco transitadas, que así quieren que sigan siendo.
Un paseo por el Valle de Torán
Existe un sendero de recorrido fácil que invita a todo aquel que lo desee a conocer el Valle de Torán desde dentro. Tiene una longitud de poco más de 2 kilómetros y un desnivel de apenas 100 metros. Se puede hacer en unos 45 minutos, siempre y cuando se vaya a paso ligero. El objetivo de este paseo circular es llegar a la aldea de Eth Pradet, sin olvidar el camino, en el que se puede disfrutar de las cascadas del río Torán o de las verdes pendientes verticales del valle.
El recorrido empieza en el aparcamiento del refugio de Era Honeria, y se inicia el paseo por la carretera hasta tomar un camino indicado que sale de una curva. Se adentra por el bosque hasta llegar al río, que debe cruzarse por las piedras, se sigue subiendo ligeramente y, aunque en ocasiones el camino parece estrecharse, nunca deja de estar bien trazado. Se cruza algún torrente hasta llegar a Eth Pradet, se continúa por una carretera que se bifurca hasta llegar de nuevo a la vía principal que conduce al punto de partida.
Durante el recorrido no hay que olvidar disfrutar de las magníficas vistas que se presentan ante el senderista del valle y de los prados. También es muy recomendable la visita a los pueblos de Sant Joan de Toran, Porcingles y Canejan. Un paseo para recordar en este mágico lugar.
