Castrillo de los Polvazales, patrimonio vivo en la Maragatería

Castrillo de los Polvazares es una pequeña localidad perteneciente al municipio de Astorga, en la provincia de León. En el año 1980 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico de alto valor monumental y en 2015 pasó también a formar parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco, especialmente por ser una pieza singular e importante del Camino de Santiago francés.

Tiene su origen en los asentamientos castrenses próximos de época prerrománica, aunque no es el primigenio, ya que en el siglo XVI hubo importantes inundaciones que anegaron el enclave y hubo que trasladar el poblado donde se encuentra en la actualidad, motivo por el que las construcciones son de esta época. Su decadencia vino de la mano de la de los arrieros, que menguó en el siglo XIX con la llegada del ferrocarril.

Qué ver en Castrillo de los Polvazares

El pueblo es, básicamente, lineal, y transcurre a lo largo de la calle Real, que es por la que pasa el Camino de Santiago. Hay también algunas calles secundarias, aunque no con tantos visitantes ni peregrinos. Uno de los primeros lugares que visitar en Castrillo de los Polvazares es la iglesia de San Juan Bautista, compuesta en su interior por una nave con crucero y, a sus pies, un doble campanario.

Otro punto al que acudir es la antigua fuente, que aunque no cuente con demasiada importancia hoy en día, sí que la tenía, y era esencial para todos los peregrinos del Camino de Santiago. El parque Castrillo es una zona verde situada en la entrada peatonal de peregrinos. Se trata de un área arbolada junto al río ideal para descansar un buen rato.

Pero además de cualquier lugar en concreto, Castrillo de los Polvazares vale la pena descubrirlo en su totalidad, recorriendo sus calles. Es un pueblo muy bien cuidado, con una retahíla de casas con tejas de cerámica y piedras rojizas, ventanas pintadas en verde y marcos blancos. La mayoría de las construcciones son actualmente restaurantes, pero mantienen su estructura original, así como los patios interiores. Las hay también con escudos de nobleza, pues los arrieros, aunque transportistas, obtuvieron gran poder y prestigio durante los siglos de oro.

La popularidad del cocido maragato

No cabe duda de que el plato más popular de la cocina de Castrillo de los Polvazares es el cocido maragato y el orden en el que se come, y tanta fama no podía más que venir acompañado por una leyenda, o varias según quien lo cuente, aunque siempre cuenta con la presencia de las tropas napoleónicas.

Una de ellas, cuenta que cuando los franceses estaban acampados en Astorga, esperando la batalla, los lugareños, con tal de no perderse la contienda, se comieron primero la carne, después las verduras y, por último, la sopa por si no daba tiempo de tomársela. Otra cuenta que, como las tropas francesas asaltaban las casas y se llevaban la comida, los habitantes de Astorga se comían primero la carne, más sabrosa y nutritiva, después las verduras, y por último la sopa. Así, si llegaban los franceses solo podrían robar el caldo. Sin embargo, los maragatos cuentan que, siglos atrás, los arrieros llevaban la carne en fiambreras y que, aunque fría, estaba bien conservada, por lo que era lo primero que comían y que, al llegar a alguna posada, pedían algo de caliente, como sopa con verduras. De ahí la tradición de comer, por este orden, el cocido maragato.

Pese a ser un clásico en la comarca de la maragatería, si hay un lugar que se ha especializado en él es Castrillo de los Polvazares y muchos son los visitantes que acuden expresamente a probarlo. Hay numerosos mesones y restaurantes en los que saborear el cocido maragato, en los que sirven, por supuesto, la carne primero a base de platos con gallina, chorizos, lacón, panceta, costillas, etc. El siguiente plato es una gran bandeja con garbanzos, patatas, zanahorias… y, por último, la sopa de gran sabor.