Agüero, destino secreto en Huesca
Protegido por sus imponentes mallos, la localidad de Agüero, en Huesca, constituye un gran destino alejado de los habituales lugares turísticos masificados.
Escogido para formar parte del listado de destinos secretos europeos realizado por la agencia European Best Destinations, el pueblos oscense de Agüero está considerado como unos de los mejores lugares de Europa para visitar, al estar alejado de los principales circuitos turísticos de masas.
Ubicado a 43 kilómetros de la ciudad de Huesca, y a la mitad de kilómetros de la villa de Loarre, esta población se halla a los pies de los mallos que dan nombre al pueblo. Y para el que todavía no lo sepa, los mallos son unas peculiares paredes verticales de roca que llegan a alcanzar los 300 metros de altura máxima, y que son muy apreciadas para la práctica de la escalada. En el 2016 fueron declaradas Monumento Natural bajo el nombre de los Mallos de Riglos (los más famosos), Agüero y Peña Rueba.
El secreto de esta bella localidad pirenaica puede que resida en que, para llegar hasta ella, hay que recorrer una sinuosa carretera que atraviesa un frondoso bosque, pero el complicado trayecto tendrá su recompensa.
Qué nos espera en Agüero
A pocos kilómetros del pueblo, según llegamos por la carretera, ya comprobaremos que Agüero es un pueblo de postal. Situado sobre una ladera, con los rojizos mallos a su espalda, este municipio de la aragonesa comarca de la Hoya de Huesca sorprende a primera vista.
Una vez en la localidad nos encontraremos con una nueva sorpresa. Se trata de la Iglesia de Santiago, del siglo XII, que no está terminada. Aunque existen varias teorías al respecto, la verdad es que se desconoce el motivo de que esté inacabada, pero aún así fue declarada Monumento Nacional.
Capítulo a parte merecen sus campanas, y para ser más exactos sus cuatro campanas, que desde hace varios siglos funcionan como un puntual reloj para los agüeranos. La tradición ha pasado de campanero a campanero, y tras fallecer el último de ellos fue un grupo de jóvenes del pueblo quienes tomaron el relevo. También repican con alegría anunciando la misa los domingos, o tañen de forma lastimera para anunciar un funeral.
Los Mallos de Agüero
Estas curiosas formas geológicas son únicas en Europa. Surgieron en el mismo periodo en el que se formaron los Pirineos, hace aproximadamente unos 85 millones de años. Con el paso del tiempo, han sido el viento y el agua los responsables de erosionar las moles de roca, dándoles su peculiar forma y dejándolas desprovistas de vegetación.
Hoy en día constituyen un auténtico paraíso para los escaladores, que disfrutan en estos mallos de varias vías equipadas para realizar el ascenso con toda seguridad. También son el refugio de buitres y otras aves rapaces. Las moles forman un conjunto compacto, a excepción de Peña Sola, un monolito que se encuentra separado del resto.
Pero si lo nuestro no es la escalada, siempre tendremos la opción de hacer una bonita ruta alrededor de los mallos. Se trata de un recorrido circular de cuatro kilómetros y medio, y apenas tiene desnivel. El sendero está perfectamente señalizado, y comienza en el mismo pueblo de Agüero, que es también el lugar de regreso.