Montañana, medievo auténtico en Huesca

Montañana, próxima a Graus, es una población perteneciente a Puente de Montañana, en la provincia de Huesca. Sus orígenes se hallan en el siglo XI, aunque ya había algún documento anterior que recoge información sobre este lugar. El motivo fue que era un punto estratégico idóneo para la reconquista desde los Pirineos, puesto que se encuentra en lo alto del cerro que hay entre los barrancos de San Miguel y de San Juan. Allí se construyó una fortificación y, desde entonces, se recogieron acontecimientos históricos trascendentales, con especial importancia entre los siglos XII y XIII, y XV y XVI.

Este enclave medieval apenas ha modificado su estructura hasta el siglo XXI, y así ha quedado, anclado en el pasado, con toda la esencia de una villa medieval y libre de masificación turística. Recorrer sus calles sin prisas y detenerse a observar las construcciones de este pueblo pirenaico es un lujo al alcance de nuestra mano.

Montañana, villa medieval

Montañana cuenta con tal patrimonio que fue reconocida como Conjunto Histórico-Artístico en 1974 y Bien de Interés Cultural. Este conjunto conserva tres iglesias románicas, restos de dos castillos y un puente de doble arcada, desde donde se puede apreciar la hermosura del pueblo, así como el valle del río Noguera-Ribagorçana.

La villa vivió sus años de esplendor a finales del siglo XIX pero, tristemente, a mediados del siglo XX comenzó un proceso de despoblación que dejó tan solo 12 personas censadas en 1980. La mayoría de sus moradores se trasladaron a Puente de Montañana, que ahora es el núcleo urbano principal.

Fue especialmente durante los años 90 cuando la maleza y el abandono se hicieron notables; sin embargo, el Gobierno de Aragón quiso recuperar su esplendor y comenzaron, en 1999, unas largas y costosas obras de restauración. El trabajo se ha realizado con un realismo excepcional, de tal modo que el pueblo hoy parece detenido en el tiempo. Las calles están perfectamente empedradas, prácticamente no hay iluminación ni teléfono y las casas conservan el talante medieval pleno. Estas obras han sido más notorias en los accesos hasta Montañana y en el aparcamiento, en su entrada.

Qué ver en Montañana

Una monumental iglesia románica, la de Nuestra Señora de Baldós, observa la población desde lo alto de la colina. Data del siglo XII, aunque su campanario en origen fue una torre de vigilancia construida en el siglo XIII. En su interior cabe destacar los frescos originales del siglo XIV, pertenecientes al gótico lineal. La iglesia está rodeada de los restos de la antigua fortaleza y sus alrededores cuentan con unas vistas privilegiadas a los espesos valles.

Otro lugar de interés es la Torre de la Cárcel, cuyo nombre se debe al uso que se le dio durante un tiempo como mazmorra, y que hoy es un mirador desde el que contemplar Montañana y sus curiosas callejuelas que han conseguido ganarle la batalla al tiempo. Retomando la parte baja encontramos un antiguo barrio formado por un conjunto de casas acompañadas por campos próximos que eran cultivados en épocas mejores. Cruzando el puente, las construcciones se funden unas con otras, solo divididas por calles estrechas, rampas y arcos.

Bien merecen una parada el ayuntamiento y la Fundación Montañana Medieval. Coronando el pueblo todavía pueden apreciarse restos de muros sólidos y algunos arcos que indican la entrada al recinto defensivo, donde estaba el castillo de la Mora. De él solo quedan restos, igual que de la Abadía, cuyo estado era tan lamentable que ni siquiera se pudo recuperar. Por último, está la ermita de San Juan Bautista, del siglo XIII y estilo románico, en la que se pueden observar pinturas góticas y escenas de la vida del santo en los capiteles de su fachada.