El pueblo medieval de Benabarre, en Huesca
Las antiguas calles de Benabarre nos recuerdan su pasado medieval, y su cuidada oferta de turismo rural nos confirma que estamos ante un gran destino aragonés.
Situado sobre las laderas de una suave loma coronada por un gran castillo gótico, Benabarre es el perfecto escenario de una película medieval. Rodeada por el escenario perfecto, entre la Sierra del Castillo de Laguarres y el Montsec, encontraremos esta antigua villa en la comarca de la Ribagorza, en la provincia aragonesa de Huesca.
Pero Catalunya está muy cerca, haciendo frontera con su término municipal, por eso en este pueblo oscense se habla el catalán ribagorzano. La localidad está considerada la capital cultural de la Ribagorza, contando con un gran legado monumental y con un ameno recorrido etnográfico conocido como la Ruta de los Oficios. También se puede realizar la Ruta de los Dólmenes, y disfrutar de dos grandes tradiciones gastronómicos de la villa: el queso y el chocolate.
Disfrutando Benabarre
Es inevitable empezar el recorrido por Benabarre visitando su castillo de origen musulmán, que pasó a manos cristianas en tiempos del rey Ramiro I, aunque su época de esplendor fue en el siglo XVI, cuando la villa ejercía como capital del condado de la Ribagorza. Hoy en día, y tras una gran restauración, puede ser recorrido para deleite de los turistas. Y no te lo pierdas por la noche, cuando lo iluminan con luces azules.
Del castillo pasamos al casco urbano, donde tenemos un excelente ejemplo medieval en la calle Mayor, con sus casas entramadas, sus arcos y sus soportales. No tan antigua, pero muy bonita es la Iglesia de Santa María de Valdeflores, edificada en el siglo XIX y de estilo neoclásico.
Y para seguir conociendo algunos de los lugares más sugerentes y emblemáticos de Benabarre, nada mejor que realizar la Ruta de los Oficios, un recorrido circular de cinco kilómetros que pasa por un aljibe del siglo XII y por varios lavaderos; por el Pozo de Hielo del siglo XVI; por los antiguos molinos de aceite y de harina; por el fantástico Museo del Reloj; por la Calderería, uno de los últimos oficios tradicionales en desaparecer de la localidad; por la fábrica de Quesos Benabarre y por el Museo del Chocolate, inaugurado en 1875.
Naturaleza, quesos y chocolate
El entorno natural de Benabarre es impresionante, y uno de sus principales alicientes. Del Congost, o Desfiladero de Mont-Rebei lo mínimo que se puede decir es que es espectacular. Se encuentra en el Parque Natural Parcial la Nogera Ribagorçana-Mont Rebei, y se trata de un espacio natural prácticamente virgen, en el que la única intervención humana ha sido la de crear varios puentes colgantes, algún agujero de paso excavado en la roca y unas pasarelas-escaleras de madera no aptas para cualquiera, ya que ascienden, o descienden, vertiginosamente por una pared vertical.
Insistimos en la dulce tradición chocolatera de la villa, cuyo máximo exponente es el Museo del Chocolate, fundado por la familia Brescó en el año 1875. Hoy en día en su obrador se pueden probar y comprar desde chocolates tradicionales a otros con sabores más exóticos, como la papaya o el jengibre.
Y si te gusta el queso, la visita a la Fábrica de Quesos de Benabarre es imprescindible. Además de conocer el proceso de elaboración de sus exquisitos quesos artesanos de cabra, podrás degustar sus premiados productos, que han sido galardonados con varias medallas en el World Cheese Awards, el campeonato de los mejores quesos del mundo.