Alquézar, una villa histórica en la provincia de Huesca
Esta localidad aragonesa ha sido declarada Conjunto Histórico Artístico y no le faltan motivos, el recorrido por sus estrechas calles invita al visitante a viajar en el tiempo hacia el pasado, por sus rincones más emblemáticos.
El caserío de Alquézar pertenece a la comarca de Somontano de Barbastro, en la provincia de Huesca, Aragón. La villa se extiende a los pies de su castillo, de origen islámico, que fue convertido en colegiata después de la conquista cristiana. Bien merecen una visita la Plaza Mayor y el Museo Etnológico Casa Fabián, así como un paseo por el casco histórico a través del cual descubrir la historia de Alquézar.
La Colegiata de Santa María la Mayor de Alquézar pasó de ser un castillo musulmán a una colegiata cristiana tras la conquista. En ella se puede ver la influencia de los diferentes estilos a lo largo de los siglos. Se conserva, de época medieval, la torre de vigía, parte de la muralla y un claustro con capiteles románicos. Hay muros en el claustro del siglo XV y una iglesia anexa del siglo XVI, así como un retablo en su interior de un Cristo románico del siglo XIII. No pierdas la oportunidad de conocer todas las bondades que te ofrece esta villa.
El Parque Cultural Río Vero
Este parque se encuentra al norte del valle del Ebro, como entrada de la cordillera pirenaica, y es un espacio único con una gran oferta de ocio como deportes de aventura, pinturas rupestres, mucha historia en sus pueblos y, por supuesto, también una buena gastronomía, en la que destacan sus vinos.
Entre su legado artístico y natural, destacan sus más de sesenta abrigos de arte rupestre. Podríamos afirmar que se trata de un museo al aire libre en el que poder observar tres estilo del arte rupestre europeo: paleolítico, levantino y esquemático. En el pueblo de Colungo está el Centro de Interpretación del Arte Rupestre y, desde allí, hacen visitas guiadas a los abrigos durante todo el año. Hay también yacimientos de las Edades de Bronce y del Hierro, asentamientos íberos y restos de villas romanas.
Entre los pueblos cercanos que visitar está Barbastro, con un rico patrimonio que destaca por su catedral y un retablo en su interior de Damián Froment. Hay patrimonio religioso muy importante como la iglesia de la Huerta de Vero, Pozán, Castillazuelo, Colungo, Lecina o Bárcabo, y la ermita de Dulcis. Los más atrevidos podrán practicar deportes de aventura, como el barranquismo en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, aunque también se puede disfrutar de agradables paseos como el Camino Natural del Somontano, desde el que conocer Las Almunias de Rodellar y Radiquero.
Patrimonio de Alquézar
Además de la colegiata antes nombrada, Alquézar tiene un gran patrimonio en su haber. En un extremo del municipio está la iglesia de San Miguel Arcángel, que fue construida entre los años 1681 y 1708. En su exterior, es robusta y sobria, pero en su interior tiene un marcado carácter barroco digno de ver. En cuanto a otras construcciones religiosas, hay tres ermitas: la de San Gregorio, la de Nuestra Señora de las Nieves, del siglo XVII, y la de San Antón.
La primera visión de Alquézar se puede obtener desde el mirador “La sonrisa del viento”, que tiene este nombre a causa de la escultura homónima que hay en este lugar. En el centro de la población está la antigua Plaza Mayor, llamada actualmente plaza de Mosén Rafael Ayerbe, párroco de principios del siglo XX que creó un injerto de almendro más adecuado a las condiciones climáticas de la zona. Otra plaza es la de Cruz de Buil, que se encuentra al final de la calle de la iglesia y a través de la cual se accede a la colegiata desde el principio de su construcción.
Un elemento típico de las calles de la villa son los callizos, pequeños espacios que se construyeron con el fin de ventilar naturalmente las calles y facilitar la comunicación entre estas. De las tres puertas que daban acceso al interior del municipio, solo queda el Portalón Gótico, con moldura gótica pero sin elementos decorativos. Por último, la fuente de Monchigüel es una construcción del siglo CVI, con estilo renacentista y un escudo de la villa de Alquézar en su estructura.