Conoce el sabor marinero de Mutriku, en la costa vasca
Si eres amante de los pueblos marineros, suma a tu lista la visita a Mutriku, en Guipúzcoa y disfruta con los cinco sentidos.
Con el mar Cantábrico bañando su costa y rodeada de bellas montañas, encontramos la población de Mutriku. Ocupando el límite noroccidental de la provincia de Guipúzcoa, en el País Vasco, esta villa pesquera, cuna de ilustres marinos como Cosme Damián Churruca o Antonio Gaztañeta, forma parte del Geoparque de la Costa Vasca desde 2010 y se integra en la red mundial de Geoparques de la Unesco desde 2015.
Fue fundada a comienzos del siglo XIII, conservando su trazado medieval y restos de antiguas murallas. Edificada sobre una pendiente ladera que desciende del monte Arno, nos encontramos en una zona de escarpada orografía que en pocos kilómetros asciende de 0 a 608 metros. También estamos ante uno de los pueblos pesqueros más antiguos de Guipúzcoa. Pero si hay algo que destaca cuando se llega a Mutriku es la belleza y mezcla de colores. Al azul del mar y el verde de su paisaje hay que añadir los variados tonos con que se tiñen las paredes de las casas creando la sensación de visitar una villa de auténtico cuento.
El casco urbano de Mutriku
La villa de Mutriku se fundó en 1209 por el rey Alfonso VIII de Castilla, el cual otorgó la carta puebla a la población y el permiso para amurallarla. Sin embargo, hallazgos en las cuevas de Jentileche, Langacho e Iruroin nos hablan de que estas tierras ya fueron ocupadas en el Paleolítico superior.
Durante la Edad Media el casco urbano fue desarrollándose y se construyeron casas torres e importantes palacios de familias aristocráticas o adineradas provenientes del comercio marino o de la Armada. Un incendio en 1553 destruyó gran parte de la población perdiéndose todas las casas de madera y salvándose algunas de piedra.
A pesar de ello, visitar el casco histórico de la población es imprescindible. Sus estrechas y empinadas callejuelas sorprenden al descubrir bellos palacios y torres del siglo XV, XVI y XVII. No en vano fue declarado Conjunto Monumental en 1995. Quien quiera conocer más sobre la historia de Mutriku, tiene la posibilidad de realizar visitas guiadas desde la oficina de turismo, pero la visita al Palacio Arrietakua es prácticamente obligada. Se trata de un edificio del siglo XVIII, declarado Monumento Histórico Artístico y cuyo interior conserva a la perfección todos los elementos de la época.
Qué ver en Mutriku
Las costas de Mutriku son acantilados donde se abren dos pequeñas bahías. En una de ellas se ubica el núcleo urbano y el puerto, en la otra, compartida con Ondárroa, se abre la mayor de sus playas: Santurrarán. Ya desde el siglo XVII se tienen registros que indican que el puerto de la villa fue uno de los más importantes de la zona, con sus propios astilleros donde se fabricaban galeones y navíos de toda clase. Sus habitantes, dedicados casi en exclusiva a la pesca, iban a Terranova a la pesca del bacalao y otros se dedicaban a la pesca ordinaria y de ballenas. En la actualidad, la mayoría de sus vecinos continúan con la actividad pesquera y las industrias derivadas.
El litoral de Mutriku está considerado uno de los más bonitos de la costa vasca. En bajamar se puede pasear por lo que llaman Las siete playas, un recorrido que abarca desde el puerto hasta la playa de Santurrarán. Además, visitar los barrios de Laranga y Galdona permitirán disfrutar de preciosas vistas del mar y de la montaña. Otro de sus barrios, Astigarribia, sorprende por albergar la iglesia de San Andrés, del siglo XI, la más antigua de Guipúzcoa.
Para los amantes del deporte, también Mutriku ofrece muchas posibilidades: rutas de montaña, buceo, salidas a caballo, alquiler de piraguas y tablas de paddel surf. Una de las rutas recomendadas es la de Mutriku Deba, la cual conecta ambos municipios a través de un amplio paseo peatonal de reciente creación. Permite disfrutar de la belleza de su costa. El emblemático mirador de Atxukale también ofrece unas impresionantes vistas al mar. Las dos piscinas naturales que se encuentran entre el espigón y el puerto son una gran atracción durante el verano, considerando que, además, cuentan con todos los servicios. Sin duda, la visita a la esta villa vasca nos ofrece espacios auténticos y únicos.