Hondarribia: historia, encanto y tradición en el País Vasco

Descubre este precioso rincón vasco que atesora siglos de historia en un entorno natural espectacular.

Antes de convertirse en uno de los destinos más codiciados del País Vasco, el pueblo de Hondarribia fue testigo de numerosos acontecimientos que marcaron su devenir. Este pueblo guipuzcoano, situado junto al río Bidasoa y a sólo 20 kilómetros de la ciudad de San Sebastián, ha sido históricamente un punto clave en la frontera con Francia. Su pasado medieval aún puede sentirse al pasear por sus calles empedradas, donde las casas de colores aportan un carácter único a la villa.
Su estratégica ubicación convirtió a Hondarribia en un enclave de gran importancia durante la Edad Media. La ciudad estuvo rodeada de murallas que aún conservan parte de su estructura original, recordando las múltiples batallas y asedios sufridos a lo largo de los siglos. Hoy en día, ese pasado sigue presente en su patrimonio, atrayendo a viajeros que llegan en busca de historia, cultura y paisajes inolvidables.
Un casco antiguo con alma medieval
El corazón de Hondarribia es su casco histórico, declarado Monumento Histórico Artístico. Para acceder a él, una de las mejores opciones es atravesar la icónica puerta de Santa María, un vestigio del sistema defensivo que resguarda la ciudad desde hace siglos. Sobre ella, se distingue un escudo que data de 1694, mientras que, a su lado, se encuentra el imponente Cubo de Santa María, una estructura del siglo XVI que formaba parte de la fortificación.

Al adentrarse en el casco antiguo, las calles adoquinadas conducen a la emblemática plaza de Armas, donde se erige el Castillo de Carlos V, una de las construcciones más significativas de la villa. Este castillo, que en su momento fue una fortaleza, es hoy un parador nacional que permite sumergirse en la historia con todas las comodidades.
Recorrer la calle Mayor (Kale Nagusia) es un auténtico viaje en el tiempo. En ella, destacan edificios históricos como la casa consistorial, con su majestuosa arquitectura barroca, o la casa Zuloaga, entre otras construcciones que reflejan la riqueza patrimonial del lugar. La mezcla de estilos y épocas convierte cada rincón en una postal digna de admirar.
La Iglesia de Santa María y el legado arquitectónico
Entre los edificios más emblemáticos de la localidad de Hondarribia se encuentra la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano. Este templo, cuya construcción comenzó en el siglo XV, es un ejemplo perfecto de la evolución arquitectónica a lo largo del tiempo. En su estructura se pueden observar influencias del gótico tardío, el renacimiento y el barroco, resultado de las reformas que ha sufrido en distintas épocas.
El templo ha sido testigo de eventos trascendentales en la historia de la villa, y su última restauración, llevada a cabo en 1910, le otorgó el aspecto que se conserva en la actualidad. Sus imponentes muros de piedra, las elegantes vidrieras y el majestuoso retablo interior hacen de esta iglesia un punto de visita obligada para los amantes del arte y la historia.
La Marina: tradición y gastronomía junto al mar
El barrio de La Marina es una de las zonas con más encanto de Hondarribia. Tradicionalmente habitado por pescadores, este barrio destaca por sus casas de fachadas coloridas y balcones adornados con flores, lo que le otorga un aire pintoresco y acogedor. Su cercanía al puerto lo convirtió en un punto fundamental de la actividad pesquera, y hoy es un referente gastronómico de la localidad.
Os dijimos que no las podríamos ver desde Euskal Herria, pero ayer ocurrió. Auroras en toda la peninsula! Estas las vimos en Hondarribia. #Auroraborealis pic.twitter.com/2De5mpoWns
— Aranzadi (@aranzadi) May 11, 2024
Aquí, la oferta culinaria es una de las grandes atracciones. La calle San Pedro es el epicentro de los famosos pintxos vascos, donde bares y tabernas sirven auténticas delicias en miniatura. Si se busca otra alternativa, la calle Santiago es otra excelente opción para disfrutar de la gastronomía local.
Además de los pintxos, en los restaurantes de la zona es posible degustar platos tradicionales como el marmitako, el bacalao al pil pil o los chipirones en su tinta. Y, por supuesto, ninguna comida estaría completa sin una copa de txakoli, el vino blanco típico del País Vasco, que resalta los sabores del mar y la tierra.
Naturaleza y aventura en Hondarribia
Hondarribia ofrece historia y buena comida, además de poseer un entorno natural espectacular. Desde el puerto, se puede llegar fácilmente a su playa, un lugar perfecto para practicar deportes acuáticos como el windsurf o el paddle surf. Para quienes prefieran la montaña, el monte Jaizkibel es una opción ideal, con rutas de senderismo que regalan vistas impresionantes de la costa vasca.

En sus laderas se encuentra el Santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de Hondarribia. Construido en el siglo XV y reconstruido en varias ocasiones, este lugar es un símbolo de la devoción local y punto final de la celebración del “Alarde de Hondarribia”, una festividad que conmemora la victoria sobre las tropas francesas en 1638.
Por si fuera poco, el monte alberga restos de fortificaciones militares y torres de la última guerra Carlista, lo que lo convierte en un destino perfecto para los aficionados a la historia y el senderismo. Además, los amantes del ciclismo pueden recorrer rutas como el sendero GR-121, que une Hondarribia con Pasaia, ofreciendo una experiencia única en plena naturaleza.
Un destino que lo tiene todo
Hondarribia es un lugar que combina a la perfección historia, cultura, gastronomía y naturaleza. Con su casco antiguo medieval, su vibrante ambiente en La Marina y sus paisajes de ensueño, esta villa es una auténtica joya del País Vasco que merece ser descubierta.
Ya sea para una escapada de fin de semana o unas vacaciones más largas, este rincón del norte de España ofrece experiencias inolvidables para todos los gustos. Si aún no has visitado la villa de Hondarribia, éste es el momento perfecto para hacerlo. Su magia, su gente y su increíble riqueza patrimonial te esperan con los brazos abiertos.