Las mejores bodegas de l’Empordà, en Girona
Descubre los mejores vinos de la histórica comarca de l’Empordà, en Girona, muy cerca de la Costa Brava, el Cap de Creus, el macizo de Montgrí y las playas de la bahía de Roses.
La comarca de l’Empordà, en Girona, se divide en l’Alt Empordà y el Baix Empordà. El entorno tiene un fuerte carácter natural y cuenta, incluso, con algunos espacios protegidos como el Parc Natural d’Aiguamolls de l’Empordà, les Illes Medes o la Serra l’Albera. Su cercanía al mar mediterráneo, junto con el constante viento de tramuntana, caracterizan los vinos de la Denominación de Origen (DO) Empordà.
La introducción de la viticultura en esta región se remonta al siglo IV a. C., de la mano del asentamiento griego de Empúries, en la Costa Brava. Años más tarde, los romanos y, posteriormente, los monjes del Monasterio de Sant Pere de Rodes, siguieron la expansión de los viñedos. Una larga tradición que se vio finalmente recompensada con una DO en 1975.
Castillo de Peralada, en Peralada
Existen documentos y pergaminos en la biblioteca del castillo que acreditan que la elaboración del vino en este lugar se remonta a la Edad Media. En 1923 Miguel Mateu compró este conjunto monumental, compuesto por el castillo de los condes de Peralada, los jardines y un antiguo convento carmelita. Entre sus principales objetivos, estaba la revitalización de la labor vinícola. Su amor por el arte hizo que convirtiera este lugar en un reconocido museo y, tras él, dos generaciones más han hecho del enclave una de las bodegas más prestigiosas del país.
Los suelos que se dan en el Empordà son prácticamente únicos en el mundo por sus compuestos, el clima y la geografía; lo que ofrece a Peralada unas características para su uva con unos matices propios y notables. Cuentan con una extensión de 38 hectáreas y unas cepas de entre 20 y 25 años.
El castillo de Peralada, en Peralada, Girona, ofrece opciones de visita variadas, así como degustaciones de sus vinos. Se puede combinar el recorrido por los viñedos con las instalaciones de su bodega o con los museos del castillo. Además disponen de una tienda en la que poder conocer, probar y comprar todos los productos que ofrece este magnífico lugar.
Mas Oller, en Torrent
Mas Oller proviene de una antigua finca familiar que su propietario decidió rescatar del olvido hace 20 años para convertirla en una pequeña bodega joven con un agradable ambiente rústico, pero con todas las nuevas tecnologías en los procesos de elaboración. Actualmente es un punto de referencia en la DO Empordà con unos singulares vinos de calidad.
La finca se encuentra entre el mar y la montaña, con presencia del fuerte viento del norte o tramuntana y un suelo que se caracteriza por la arcilla y la pizarra. Tiene 17 hectáreas de viñedos en producción concentrados en tres variedades negras: Garnacha, Syrah y Cabernet Saunignon; y dos blancas: Picapoll y Malvasia. La uva se selecciona antes de ser recogida y es trasportada a la finca en pequeñas cantidades. Tras una segunda selección, se realiza una maceración en frío con la que se consigue un mayor aroma y color.
Sus visitas se reconocen por su originalidad. Ofertan una experiencia en la que el vino y el violín se cogen de la mano para descubrir los efectos de la música en el vino, una especie de maridaje musical. Pero si buscas algo más tradicional, también tienen visitas por los viñedos y la finca con una cata final en las que disfrutar del sabor de los vinos a la vez que se contempla el paisaje de forma relajada y tranquila.
Celler Hugas de Batlle
Cuentan con cuatro fincas a las que poder acudir. ‘La Pineda’ es la más tradicional de todas, entre la carretera de Port Bou y la Cala Rovellada de Colera, muy cerca del mar, apenas a 150 metros de la playa. ‘Coma de Vaixell’ alcanza una altitud de 400 metros y se sitúa entre el Puig d’Esquers y Colera, contando con tres fases de plantación distintas en cuanto a años y variedades.
‘Coma Fredosa’ fue recuperada por la familia en el año 2000 y está en la Sierra de la Albera, con un suelo de pizarra e incrustaciones minerales que aportan al vino un toque único. Por último, ‘La Falguera’, comprada en 2004 con una plantación que existía desde hace más de 80 años a la que le han sumado otras cepas nuevas.
Ofrecen atractivas visitas para conocer sus bodegas, desde las más tradicionales con recorrido y cata hasta las más aventureras, con un paseo en 4x4, pasando por un almuerzo típico de la zona a la vez que se saborean los vinos.