Playas de Begur, entre las mejores de la Costa Brava
La localidad costera de Begur, en la Costa Brava, nos reserva ocho maravillosas calas y playas de aguas cristalinas y preciosos paisajes mediterráneos.
Ubicado en la comarca del Baix Empordà, provincia de Girona, el municipio de Begur es uno de los mejores destinos de la costa catalana. Su término municipal posee un maravilloso entorno natural de interior, pero también de costa, donde predominan los paisajes de acantilados, pinares y preciosas calas y playas.
Hasta con ocho arenales cuenta esta población de la Costa Brava, cada una con sus propias peculiaridades, pero todas con un denominador común: su gran belleza.
- Platja del Racó: con 385 metros de longitud y 80 de ancho, esta tranquila playa se encuentra próxima al municipio de Pals, y conecta por el camino de ronda con las calas de Illa Roja y Sa Riera. De arena dorada, a ella se puede acceder a pie y en coche. Dispone de aparcamiento con plazas para personas movilidad reducida, la cuales también cuentan con accesos adaptados; duchas, aseo, servicio de baño asistido por la Cruz Roja y puesto de vigilancia y socorrismo en temporada alta y servicios de restauración, como chiringuito y bar.
- Platja Fonda: con 160 metros de largo y 25 metros de ancho, a esta playa se accede por una larga escalera, que nos acerca a un bello reducto natural. Está compuesta de arena gruesa de color oscuro, y debido a su complicado acceso suele estar de lo más tranquila. Junto al inicio de las escaleras hay aparcamiento.
- Cala Sa Riera: sus 230 metros de largo y 75 metros de ancho la convierten en la cala más grande de Begur. Su nombre procede del torrente que la divide en dos, y junto a ella se conservan algunas antiguas casas de pescadores. Es de arena dorada, y se puede acceder a ella andando, en coche y en verano en transporte público. Dispone de aparcamiento, accesos y aseos adaptados para personas con movilidad reducida, duchas, servicio de baño asistido por la Cruz Roja, puesto de vigilancia y socorrismo, servicios de restauración y ocio y centro de buceo.
- Cala de Aiguablava: es una de las playas más populares de toda Catalunya, a pesar de su reducido tamaño, de 80 metros de largo por 40 metros de ancho. Pero es que su arena dorada, su agua de color azul turquesa y su maravilloso entorno natural la convierten en un codiciado destino en Begur. Ofrece a sus visitantes aparcamiento con plazas adaptadas para personas con movilidad reducida, acceso para personas movilidad reducida, aseos, duchas, puesto de la Cruz Roja en verano, centro de buceo y locales de restauración.
- Cala Illa Roja: con 180 metros de largo y 65 metros de ancho es una de las calas más grandes de Begur, después de Sa Riera. Es un arenal muy tranquilo, de fina arena dorada y aguas cristalinas, donde está permitido hacer nudismo. Su nombre procede de una isleta rocosa rojiza que hay junto a ella. Cuenta con chiringuito.
- Cala de Aiguafreda: resguardada por el Puig Rodó y protegida por la punta Des Plom y el cabo Sa Sal, esta pequeña cala de 20 metros de largo y 15 de ancho dispone de un pequeño muelle para embarcaciones. Además de ser una belleza, es bastante tranquila, y sus aguas son limpias y cristalinas. Ofrece aparcamiento con plazas adaptadas para personas con movilidad reducida, aseos, duchas y chiringuito.
- Cala Sa Tuna: encantadora calita donde todavía se conservan las antiguas casas de pescadores. Tiene 80 metros de longitud y 25 metros de ancho, y está compuesta principalmente de piedras. Se puede acceder a ella a pie, en coche y en verano en transporte público. Junto a ella hay una cala más pequeña y salvaje conocida S’Eixugador. Dispone de aparcamiento y accesos adaptados para personas con movilidad reducida y duchas.
- Calas de Fornells: incluyen la Cala n’Estasia, de 25 metros de longitud y 25 metros de ancho; la Cala Port de ses Orats, de 15 metros de longitud y 10 metros de ancho; la Cala d’en Malaret, de 17 metros de longitud y 15 metros de ancho, y la Cala Port d’Esclanyà, de 85 metros de longitud y 15 metros. Se encuentran al sur de Begur, y a todas ellas se accede a pie por un camino de ronda. Son de arena, menos la del Puerto de Esclanyà, que es de piedras. En sus alrededores hay servicios de restauración.