El Castillo y el Monasterio de Uclés, un legado histórico y cultural en La Mancha
La fortaleza ha sido testigo del paso del tiempo con diferentes culturas y ha simbolizado un punto estratégico a lo largo de los siglos.

Al noroeste de la provincia de Cuenca, a los pies de un cerro y atravesado por el río Bendija, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de la provincia: Uclés. Una preciosa villa que sorprende por su rico patrimonio ya que posee uno de los más importantes conjuntos histórico-artísticos de Cuenca, en el que destacan un impresionante Castillo y Monasterio.
Este magnífico edificio posee una rica historia que arranca en la época musulmana. Se trata de un kilómetro cuadrado rodeado de murallas y torreones y, tan inexpugnable que nunca fue conquistado. Reconvertido en monasterio en los siglos XVI y XVII, en la actualidad, a todo el conjunto, se le conoce como El Escorial de la Mancha por su monumentalidad.

La historia del castillo de Uclés
Son los musulmanes quienes hicieron de Uclés un enclave importante. Ya a finales del siglo IX Uclés contaba con termas, mezquita y, lo más importante en aquella época, una imponente fortaleza amurallada con siete torres, convirtiéndose en un bastión defensivo de Al-Ándalus frente a Castilla. En el año 1085, las tropas de Alfonso V, en la llamada Batalla de los Siete Condes, sufrió una gran derrota en la que se cree que perdieron la vida unos tres mil cristianos.
Batallas posteriores hicieron que el castillo fuera cambiando de manos en varias ocasiones, hasta que el año 1157 Alfonso VII tomó la fortaleza y la puso en manos de la orden de San Juan del Hospital en 1163. Más tarde, en 1174 pasó a la orden de Santiago, la cual había tenido que abandonar su sede en Cáceres debido al avance de los almohades. Se conviertió, así, en su sede de Castilla quedando como caput ordinis (cabeza de la orden).
La orden de Santiago construyó su iglesia, y sobre la anterior fortaleza islámica, un monasterio. Tras el fin de la Reconquista, todo el conjunto de edificios sufrió una remodelación que terminó con muchos de los elementos defensivos del castillo a excepción de las murallas. Éstas muestran una mezcla de estilos con elementos arquitectónicos islámicos y cristianos. De la estructura primitiva quedan tres torres, destacando las torres del Homenaje y la de Plata. Significativa es la forma de la muralla, en zigzag, con aspecto de cremallera, lo cual hacía muy difícil el acceso al recinto. El castillo está conectado con el famoso monasterio de Uclés, un impresionante conjunto renacentista.

El Monasterio de Uclés
La construcción del actual monasterio se inició en 1529, durante el reinado de Carlos I y continuó durante más de dos siglos, finalizando en 1735, por lo que su visita se convierte en un recorrido por años de arte e historia. Se encuentran allí gran variedad de estilos: plateresco, herreriano o churrigueresco. El acceso al monasterio por el sur presenta una fachada realizada en el siglo XVIII atribuida a Pedro de Ribera. Toda la parte superior de la puerta está profusamente esculpida con alusiones de las victorias de los caballeros de la orden de Santiago sobre los infieles. En la parte superior, una imagen del apóstol Santiago, espada en mano, señala la defensa de la fe.
En su interior, un claustro barroco de grandes proporciones recibe al visitante. Con doble altura y 36 arcos, presenta en el centro un aljibe decorado profusamente con alusiones a la orden. El refectorio del siglo XVI, la parte más antigua, presenta un artesonado renacentista con 36 bustos de caballeros, se convierte en la joya de la visita. La sacristía, de estilo plateresco, posee un aguamanil con una extraordinaria pila de una sola pieza de jaspe oscuro y dos armarios ricamente decorados. La iglesia es una fabulosa construcción herreriana obra de varios arquitectos como Francisco de Mora. Fue terminada en 1598, aunque poco queda del original, ya que parte del retablo, rejas y pinturas fueron destruidas durante la Guerra Civil. Originales quedan las pinturas del techo y la parte más alta del retablo.
De nuevo en el exterior, se puede disfrutar de la belleza de las murallas, sus torres y, hacia el oeste, una llanura espléndida por donde discurre el río Bendija. Aquí se libraron batallas tanto históricas como cinematográficas. Actualmente, todo el conjunto arquitectónico y paisajístico lleno de historia es un espacio único dónde se realizan numerosas actividades: celebraciones sociales, banquetes, conferencias, exposiciones, eventos de empresas, conciertos,… Además de visitar en cualquier ocasión tanto la fortaleza como el monasterio de Uclés, se realizan recorridos nocturnos acompañados exclusivamente con velas para sumergirse en una atmósfera mística única. Uclés es, sin dudar, un destino excepcional.