El castillo de Alarcón, en uno de los pueblos más bonitos de Castilla–La Mancha
Un lugar marcado por la historia, desde la época árabe hasta la actualidad, pasando por las manos de la Orden de Santiago.

Al sur de la provincia de Cuenca, entre las comarcas de la Mancha Conquense y la Manchuela, se encuentra la villa de Alarcón, que se alza sobre una colina formada por un meandro del río Júcar. Los orígenes de la villa se remontan a la época árabe, a la que debe su nombre, que etimológicamente significa “la fortaleza”. Fueron también los árabes los que construyeron un castillo primitivo, del que deriva el actual.
El castillo de Alarcón dependió, en sus comienzos, del emirato de Córdoba, aunque tras su descomposición y la formación de los reinos taifas, se subordinó al de Toledo. En el año 1184 fue conquistado por el rey Alfonso VIII y, desde entonces, tanto la villa como el castillo, dependieron de los sucesivos reyes cristianos de Castilla.

Historia del castillo de Alarcón
Tras la reconquista de la villa de Alarcón por el rey Alfonso VIII, este ordenó la reconstrucción de su castillo y le otorgó al municipio un fuero propio en el año 1186. Años más tarde, en concreto, en 1194, el rey donó el castillo a la Orden Militar de Santiago. A principios del siglo XIV, el famoso autor de “El Conde de Lucanor”, el Infante Don Juan Manuel, recibió el señorío de Alarcón, y durante los siglos XIV y XV, el castillo alternó entre el control del Marquesado de Villena y la Corona de Castilla. Al final de la Edad Media, ya en manos de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, se realizaron importantes reformas en el castillo.
Tras el siglo XV, el castillo de Alarcón fue perdiendo relevancia y padeció un largo periodo de deterioro. Tuvo diversos propietarios, como el marqués de Aguilar o el duque de Frías, que lo vendió en 1863 a Don Rafael Lázaro Álvarez de Torrijos. En el año 1963 fue expropiado por el Ministerio de Información y Turismo y, tras 3 años de restauración, fue inaugurado el 25 de marzo de 1966 como Parador Nacional de Turismo. Hoy en día, este castillo es uno de los ejemplos destacados de arquitectura medieval.
Como se ha indicado, el castillo de Alarcón fue donado a la Orden de Santiago el 18 de octubre de 1194, y este hecho tuvo una influencia significativa a lo largo de su historia. Bajo esta Orden, el castillo fue reforzado y engrandecido y, sin duda, su influencia, contribuyó a la importancia estratégica del castillo durante la Reconquista. Aunque la Orden de Santiago no fue propietaria de todo el territorio, su predominio se puede comprobar en la arquitectura del castillo y del pueblo, pues el recinto amurallado, las torres y las puertas del conjunto histórico de Alarcón, tienen la arquitectura militar característica de las órdenes militares.

Qué ver en el castillo de Alarcón
Uno de los elementos destacados del castillo de Alarcón es su Torre del Homenaje, estructura emblemática y reconocible de la construcción, con un diseño renacentista y almenas que la hacen destacar en el paisaje. El castillo es de planta cuadrada y está rodeado por un doble recinto defensivo, lo que lo convierte en un ejemplo importante de la arquitectura militar de la época.
Aunque en la actualidad el castillo alberga un Parador Nacional, que permite a quien quiera alojarse en un entorno histórico, tiene acceso libre al patio interior donde poder explorar sus estancias y disfrutar de las vistas que se pueden contemplar desde el castillo, una panorámica impresionante del meandro del río Júcar y del embalse de Alarcón.
Para conocer mejor la historia y los detalles arquitectónicos del castillo, lo más recomendable es hacer una de las visitas guiadas que se ofrecen. Además, los amantes de la fotografía encontrarán aquí un destino magnífico para tomar imágenes espectaculares, en especial desde el Mirador de la Peña. Como conclusión, el castillo de Alarcón es un sitio donde la historia, la arquitectura y la belleza natural se unen para convertirlo en un lugar atractivo para cualquier viajero.