La Vilavella, un destino termal con mucho por descubrir en Castellón

El municipio de la Vilavella se encuentra en la comarca de la Plana Baixa, muy próximo a Nules y a Moncofar, en la provincia de Castellón y, geográficamente, está ubicado entre el Mediterráneo y la sierra de Espadán. Cuenta con poco más de 3.000 habitantes, cuya actividad principal se basa en la agricultura, aunque años atrás vivió un gran esplendor gracias a las propiedades de sus aguas subterráneas.

Este rincón de Castellón tiene mucho que ofrecer, como antiguos balnearios o una cocina basada en los sabores ancestrales salidos de los productos de la zona. ¿Te animas a planear una escapada a la Vilavella? ¡Te conquistará!

Las aguas de La Vilavella

Al buscar el origen de la Vilavella hay que remontarse hasta la época romana. Los manantiales que había en la zona eran muy valorados por sus propiedades para el tratamiento de dolores musculares, articulares o enfermedades respiratorias. Un santuario hispanorromano del siglo I a.C., dedicado al dios Apolo y situado en la cima de la Muntanyeta Santa, es el ejemplo de que los romanos ya utilizaban estas aguas.

A lo largo de los siglos ha habido constantes alusiones a las aguas y los baños de la Villavella. Muestra de esto es un tratado científico valenciano de Antonio José Cavanilles, del siglo XVIII, o la medalla de plata que recibieron en 1888 en la Exposición Universal de Barcelona. Estos logros hicieron que a principios del siglo XX la Villavella tuviera numerosos hoteles, teatros, cafés… y un sinfín más de servicios para los burgueses, que se desplazaban desde las grandes ciudades para tomar las aguas y disfrutar de los tratamientos que ofrecían los establecimientos termales del municipio.

Llegaron a haber 11 balnearios, aunque la fama se fue más rápida de lo que llegó y en la segunda mitad del siglo XIX se extinguió el esplendor. No fue el motivo la pérdida de las propiedades del agua, pues a día de hoy siguen siendo las mismas, aunque solo quede un balneario. Quedará para siempre en el recuerdo esta experiencia, pues los visitantes actuales pueden realizar una ruta por los antiguos establecimientos dedicados a las aguas.

Qué hacer en La Villavella

Además del recorrido por los antiguos balnearios, hay que recorrer el casco histórico de la Villavella, disfrutar de su trazado urbano y las fachadas de sus casas. Cabe visitar la iglesia parroquial y un curioso museo dedicado a los artesanos alpargateros. Además, hay por descubrir un castillo árabe del siglo X, que se encuentra coronando la ciudad y en el que todavía se contemplan las torres defensivas.

Los más deportistas pueden encontrar un buen plan al hacer la ruta GR-36, que va desde la Vilavella hasta Eslida, en las primeras elevaciones de la Sierra de Espadán. También se puede contemplar el bonito paisaje de forma más atrevida haciendo la vía ferrata de La Cantera. Y, si todavía quedan fuerzas, se puede ir al Espacio Minero María Fernanda, una especie de museo ubicado en una antigua mina, un lavadero del XIX o la Fuente Calda, de la que sale el agua siempre a 27 grados.

Por supuesto, el buen comer no puede faltar. Hay un famoso restaurante muy cerca de la población, la Muntanyeta de Sant Antoni, que debe su nombre a una ermita del siglo XVII que ha sido durante años lugar de peregrinación en la festividad de San Antonio Abad. Ofrece un menú clásico con productos de la zona, sin apenas modificar la receta para mantener el sabor original. Quesos de Almassora o Catí, crema de calabaza, paletilla al horno o sabrosos postres como el flan de chocolate son algunos de los platos que degustar en este magnífico lugar.