El Museo de la Tortura, en Santillana del Mar
A lo largo de toda la geografía Española podemos encontrarnos con infinidad de museos de todo tipo, pero sin duda del que hablaremos hoy es uno de los más peculiares debido a su temática, hablamos del Museo de la tortura, situado en la localidad cántabra de Santillana del Mar.
Este museo reúne más de cincuenta piezas de tortura empleadas por la Santa Inquisición entre los siglos XIV hasta el XIX. La Inquisición era un término utilizado para referirse a las instituciones fundadas por religiones que tenían como objetivo combatir la herejía, en términos más llanos, eran instituciones encargadas de castigar a todo aquel que se atreviera a blasfemar contra la religión, en el caso de España la religión católica, y tenían potestad para castigar a todos los infieles de la manera que quisieran con el fin de preservar la pureza del catolicismo.
En este museo podemos ver diferentes piezas que usaban para castigar a los herejes que fueron donados al museo por una colección privada y pertenecen a distintos periodos de la historia, desde la Edad Media hasta la época industrial.
El museo tiene tres plantas y las piezas están separadas en diferentes secciones según su uso, la primera de ella es castigo ejemplarizante y humillación pública, castigo físico y tortura de reos, instrumentos de ejecución y aparatos creados para torturar específicamente a mujeres. En total el museo cuenta con más de setenta piezas entre originales y réplicas que se han construido, cada pieza se expone con ilustraciones históricas y una leyenda que resume como se usaba cada pieza, para qué tipo de castigo se usaba y en que época y lugar se usaba.
Qué ver en el Museo de la Tortura
Una de las piezas que más suele llamar la atención es el toro de Falaris, fue una máquina de tortura que ya emplearon los romanos y que el Santo Oficio rescató para utilizar de nuevo. El funcionamiento era tan sencillo como cruel, el toro está totalmente hueco por dentro y tenía una compuerta por donde se introducía al reo, debajo del toro, que era de acero, se encendía una hoguera hasta que el reo quedaba totalmente calcinado. Como “curiosidad” la boca del toro estaba conectada con el interior y cuando el reo gritaba salían los gritos por la boca del toro de forma que parecía que estaba mugiendo.
Otro instrumento que llama la atención es la picota en tonel, era un castigo que sufrían mucho los borrachos y aunque era de humillación pública muchos llegaron a morir por la insalubridad de este. Consistía en ir andando dentro de un tonel y sacaba la cabeza por arriba donde había una especie de jaula para la cabeza con una forma un tanto cómica, el tonel por dentro se encontraba lleno de excrementos, lo que llevó a muchos a morir por las enfermedades producidas por la insalubridad.
Por mencionar otro que quizás sea el que provoque más muecas de dolor hablaremos de la pera. La pera era un artilugio metálico, con forma de la fruta que le da nombre, su funcionamiento era sencillo a la par que doloroso. La pera se introducía por la cavidad anal, vaginal u oral dependiendo del delito que hubiera cometido el acusado, una vez dentro tenía una manivela que al girarla hacía que la pera se abriese provocando un desgarro muy doloroso, además existe una variante aún más dolorosa si cabe que consiste en un mecanismo similar pero que además cuando se abre suelta púas metálicas.
Información de interés
Está abierto durante todo el año de Lunes a Domingo de 10:00 a 21:00, el precio de entrada general es de 4 euros, 2.80 euros las reducidas (Menores de 14 y mayores de 65) y los menores de 8 años tienen entrada gratuita.
Cómo llegar:
- El Museo de la Tortura se encuentra en Calle de Bertrand Clisson, 1 en Santillana del Mar, en pleno casco histórico
- Desde Madrid: 4 horas y 37 minutos (439 kms) por la E-5 y la E-80
Sin duda es un museo que merece la pena visitar si te gusta la historia, nos hace ser conscientes de una parte importante de nuestra historia y de las barbaries que el ser humano llegó a cometer. Aunque sin duda lo más triste de todo es un cartel en la puerta que aclara que algunos de los métodos de tortura se siguen utilizando en la actualidad.