El pueblo de las salinas que abastecieron a la Península Ibérica
Su entorno natural es de los más bellos, su patrimonio es de reconocida riqueza histórica y, además, cuenta con unas históricas e importantísimas salinas.

Al nordeste de la provincia de Burgos, al pie del Páramo de Masa, entre las comarcas de las Merindades y la Bureba, se encuentra la Mancomunidad Raíces de Castilla formada por tres pueblos muy especiales. Fue en esta mancomunidad donde se fraguó el condado de Castilla, que en el siglo XI alcanzó el rango de reino. En este enclave privilegiado se encuentra Poza de la Sal, villa salinera con unas vistas espectaculares, por lo que se conoce como el balcón de la Bureba.
Sus calles empinadas, los portales de casas antiguas de madera y yeso, su castillo, su casco antiguo y sus salinas, se hallan ubicados en un entorno natural de gran belleza. A todo ello se puede añadir que Félix Rodríguez de la Fuente, posiblemente el naturalista más famoso de España, nació y pasó su infancia en esta localidad y que, además, ha entrado en la lista de los Pueblos Más Bonitos de España. Todo ello aconseja orientar los pasos hacia Poza de la Sal y descubrirla.

Las salinas de Poza de la Sal
Existen restos arqueológicos en sus alrededores que demuestran la presencia humana desde el Neolítico. En la Edad del Bronce y del Hierro fue conocida como Salionca y habitada por los autrigones. Pero cobra especial importancia con la conquista romana ya que se convierte en uno de los principales productores de sal, imprescindible para conservar alimentos.
Las salinas de Poza de la Sal, que dan nombre a la villa, se encuentran en el borde del Páramo de Masa, en la depresión que forma un brusco descenso del terreno formando un inmenso cráter de más de 2,5 km de diámetro, constituyendo uno de los diapiros más perfectos que existen. Los diapiros son fenómenos geológicos originados por el ascenso en superficie de masas salinas y otros materiales.
Fue Felipe II el que decretó el monopolio sobre la venta de sal, que duró hasta 1888. La última salina se cerró en 1974, pero en 2001 las salinas fueron declaradas Bien de Interés Cultural. La mejor forma de conocer la historia de la que un día fue la principal productora de sal de la Península Ibérica es realizar una visita al Centro de Interpretación de las Salinas, situada en la Casa de Administración de las Reales Salinas, un edificio del siglo XVIII. La visita guiada a las salinas permite conocer como funciona el fenómeno diapírico y cuál era el proceso de explotación y producción de sal.

Qué ver en Poza de la Sal
El casco antiguo de Poza de la Sal está rodeado por una muralla medieval que se conserva en su mayor parte y al que se puede acceder por tres puertas: la del Conjuradero, la del Ayuntamiento y la de las Eras. El Conjunto Histórico- Artístico de la villa se mantiene prácticamente igual que hace siglos, calles empinadas, casas muy juntas y altas de piedra, blasonadas y otras con entramados de madera. Conserva, pues, su singular trazado medieval y las nuevas construcciones, pocas, se integran a la perfección con los edificios originales.
Entrando por la puerta del Conjuradero, llamada así porque por ella se lanzaban conjuros para ahuyentar la lluvia, enemiga de la producción salina, se llega a la Plaza Vieja, con preciosas casas con soportales y entramados de madera. Paseando por la villa, donde se observan edificaciones de piedra, balcones con herrería y escudos nobiliarios, se llega a la iglesia de San Cosme y San Damián, auténtica joya del siglo XIV, construida en románico tardío, pero en la que predomina el estilo gótico y su portada barroca, fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1974. En su interior destacan el retablo mayor, la cruz procesional del siglo XV y el coro de 1766.
La visita al Castillo de los Rojas es libre y gratuita. Situado estratégicamente en lo alto de una loma desde el siglo XIV, protegía la villa y las salinas. Se accede a través de unas escalinatas caladas en la misma piedra y desde su altura se obtienen unas vistas excepcionales de Poza de la Sal, las salinas y la Bureba. Antes de abandonar la villa, visitar el Centro de Interpretación de Félix Rodríguez de la Fuente ayuda a conocer mejor la historia del naturalista, formación y conocimiento de la naturaleza. Además, si la visita a Poza de la Sal se realiza en los meses de febrero o marzo, realizar la Ruta de los Almendros en flor permite al viajero disfrutar de una de las estampas primaverales más hermosas.