Cuatro pueblos de Burgos que hay que visitar, al menos, una vez en la vida

Belén Valdehita
Belén Valdehita 28 Octubre, 2024

Imponentes castillos, monasterios milenarios, mágicas cascadas y paisajes de vértigo... En la provincia de Burgos, la historia y la naturaleza se fusionan en un entorno de belleza singular.

Covarrubias, en Burgos
El rio Arlanza a su paso por la localidad burgalesa de Covarrubias.

Un viaje por la provincia de Burgos nos invita a descubrir un pasado fascinante, una tierra donde el legado histórico y la riqueza natural se entrelazan, dotando de significado cada rincón del camino. Y, en el corazón de Burgos, nos aguardan pueblos de una esencia rural única y envolvente.

Estos destinos ofrecen innumerables razones para seducir al visitante: monasterios que han inspirado siglos de poesía, cascadas que parecen auténticas esculturas de la naturaleza, puentes de piedra coronados por antiguas casas y fortalezas medievales que vigilan el paisaje desde las alturas. Te proponemos cuatro pueblos para que puedas certificar que Burgos es siempre un buen destino.

Covarrubias, el origen de Castilla

Caminar por la histórica “cuna de Castilla” es como retroceder siglos en el tiempo. La iglesia parroquial de San Cosme y San Damián de Covarrubias alberga auténticos tesoros artísticos, como retablos renacentistas y capiteles de estilo románico que enriquecen su interior. Dominando el horizonte, se alza el Torreón de Fernán González, un símbolo de la antigua defensa y poder de la zona.

Covarrubias, en Burgos
La villa medieval de Covarrubias, en la provincia de Burgos.

Sus calles empedradas, bordeadas de casas de arquitectura tradicional castellana, nos muestran pequeños rincones llenos de encanto rural que invitan a ser explorados con calma. Las sorpresas no terminan aquí: en las afueras, una capilla de diseño contemporáneo dedicada a San Olav y a la princesa Kristina de Noruega se integra en el paisaje castellano, trayendo consigo una inesperada conexión con la cultura vikinga.

Puentedey, en las Merindades

"Puente de Dios" es un nombre que evoca grandeza, y al observar este pintoresco pueblo burgalés, la elección parece de lo más acertada. Enmarcado en un entorno inigualable, un impresionante arco natural, tallado durante siglos por el río Nela, sostiene con firmeza las construcciones de Puentedey. Entre otras, la Iglesia de San Pelayo o el palacio fortificado de los Brizuela.

Puentedey, en Burgos
Puentedey, un destino imprescindible en la burgalesa comarca de las Merindades.

Y, por supuesto, destacar el encanto que ha hecho de este lugar un destino imprescindible en la comarca de Las Merindades. Además, a sólo unos kilómetros, el complejo kárstico de Ojo Guareña despliega un misterioso entramado de cuevas subterráneas, un auténtico tesoro natural que merece la pena explorar.

La ciudad de Frías

Considerada la ciudad más pequeña de España, Frías sorprende desde su emplazamiento en lo alto de un cerro, donde se erige majestuoso el castillo de los Duques de Frías. Sus casas colgantes, ancladas a la roca, parecen desafiantes al equilibrio natural, mientras la fortaleza medieval se impone sobre el perfil rural, dominando todo el conjunto.

Frías, en Burgos
Frías, en Burgos, esta considerado como uno de los pueblos más bonitos de España.

La iglesia de San Vicente Mártir, con raíces en el arte Románico, alberga en su interior un impresionante retablo del renombrado Juan de Borgoña. En la parte baja, el puente medieval fortificado sobre el río Ebro constituye una auténtica joya arquitectónica.

El místico pueblo de Santo Domingo de Silos

El poeta santanderino Gerardo Diego describió el ciprés del claustro románico del monasterio como un “ejemplo de delirios verticales”, una imagen poética que este imponente árbol ha inspirado a muchos otros visitantes atraídos por su singular belleza.

Santo Domingo de Silos, en Burgos
El pueblo de Santo Domingo de Silos es famoso por su monasterio, pero cuenta con otros muchos atractivos.

Sin embargo, este emblemático ciprés es sólo una de las muchas maravillas que ofrece Santo Domingo de Silos. No hay que perderse los restos de la antigua muralla que alguna vez protegió al monasterio benedictino, la Plaza Mayor con su pintoresco Ayuntamiento, los palacios adornados con escudos y la Iglesia de San Pedro. Desde Santo Domingo de Silos podemos adentrarnos en el desfiladero de La Yecla, donde la roca y el cielo se entrelazan en un sobrecogedor espectáculo de verticalidad.

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