Cuatro destinos para disfrutar este otoño en Burgos
Con en el enoturismo como telón de fondo, te proponemos cuatro destinos cuyo encanto va a más allá del vino, y que resultan perfectos para el otoño.
Explorar la provincia de Burgos es adentrarse en un mosaico de experiencias únicas que combinan tradición, naturaleza y cultura. Entre los planes imprescindibles destaca el enoturismo, con dos prestigiosas denominaciones de origen que ofrecen vinos de altísima calidad: Ribera del Duero y Arlanza.
La Denominación de Origen Arlanza hunde sus raíces en el siglo VII, creando a lo largo de los siglos una rica herencia cultural y gastronómica ligada al río que le da nombre. Este rincón de Burgos, salpicado de sabinares, viñedos y campos de girasoles, alcanza su máximo esplendor en otoño, convirtiéndose en un paraíso para los amantes de los paisajes únicos.
A solo 40 kilómetros de Burgos capital, la Ruta del Vino Arlanza conecta desde los Páramos del Cerrato hasta la majestuosa Sierra de la Demanda, pasando por la emblemática comarca de Arlanza.
Covarrubias: un pueblo de cuento
Siguiendo el curso del río Arlanza, encontramos Covarrubias, una villa medieval que parece detenida en el tiempo. Con sus casas con el característico entramado de madera, este Conjunto Histórico-Artístico forma parte de la lista de los Pueblos Más Bonitos de España.
Entre sus joyas arquitectónicas destacan la Colegiata de San Cosme y San Damián, el Torreón de Doña Urraca y el Archivo del Adelantamiento de Castilla, que nos cuentan historias de tiempos pasados.
Santo Domingo de Silos: historia y espiritualidad
En las cercanías de Covarrubias, en el conocido Camino del Cid, el Monasterio que da nombre al pueblo de Santo Domingo de Silos se alza como un testimonio de la historia de la lengua castellana. No hay que perderse su claustro románico del siglo XI. Además, este municipio es ideal para disfrutar de la gastronomía local, con el lechazo asado como plato estrella. Muy cerca se halla el Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, un refugio para los amantes del birdwatching, gracias a su designación como Zona de Especial Protección para las Aves.
El Desfiladero de La Yecla, también a un paso del monasterio, es un espectáculo natural esculpido por el agua y el tiempo. Pasarelas suspendidas permiten recorrer esta profunda garganta, flanqueada por los sabinares mejor conservados del mundo.
Lerma: esplendor barroco
Como vértice del Triángulo del Arlanza, junto a Covarrubias y Silos, el municipio de Lerma destaca por su legado barroco. Este pueblo burgalés alberga el consejo regulador de la DO Arlanza, y posee un bello casco histórico en perfecto estado de conservación.
Pasear por sus calles es retroceder al siglo XVII, cuando el Duque de Lerma, favorito del rey Felipe III, impulsó su desarrollo. Lugares como el Palacio Ducal, hoy Parador Nacional, o la Excolegiata de San Pedro son imprescindibles en cualquier visita guiada por la villa.
Castrillo de Solarana: un homenaje al vino
En el pueblo de Castrillo de Solarana, 150 bodegas subterráneas atestiguan una tradición vinícola milenaria. Estos Barrios de Bodegas, excavados en la tierra desde el siglo VII, son un símbolo de la conexión entre el vino y la tierra en la provincia de Burgos.
Muy cerca, a poco más de media hora y enclavado en un paisaje salvaje de la Sierra de la Demanda, se halla el Monasterio de San Pedro de Arlanza, que conserva la magia de épocas pasadas. Aunque en ruinas, sus restos del siglo XI, como la iglesia, la torre y el claustro, evocan la grandeza de su historia. Situado en Hortigüela, este monasterio es una visita ineludible para quienes buscan escenarios de ensueño en plena naturaleza.