Cinco grandes monumentos templarios en España
Los Caballeros Templarios construyeron en España grandes fortalezas y sólidas iglesias, y muchos de estos edificios se han mantenido hasta nuestros días para que podamos visitarlos y disfrutarlos.
La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, más conocida como la Orden de los Caballeros Templarios, es la responsable de algunos de los castillos, iglesias y ermitas más imponentes de cuantos podemos encontrarnos diseminados por la geografía española.
Su estancia durante la Edad Media en los antiguos reinos de Castilla, Navarra y Aragón dejó huella en forma de impresionantes edificios que han resistido al paso del tiempo, y que hoy en día nos siguen hablando de las hazañas de los templarios y de las muchas leyendas que giran en torno a estos singulares personajes de la historia mundial.
Algunos son tan populares como el Castillo de Peñíscola o la Fortaleza de Ponferrada. Pero la lista de los principales monumentos templarios en España también incluye otros no tan conocidos, como la Iglesia de la Veracruz, en Segovia; la Iglesia de San Juan, en Castrojeriz, o el Castillo de San Servando, en Toledo.
- La Ermita de la Vera Cruz, en Segovia: cercana al Alcázar, y al municipio de Zamarramala, el de las famosas alcaldesas, esta iglesia llama la atención por su forma circular, o más bien dodecagonal. De estilo románico, su construcción ha sido atribuida a los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro, aunque son muchos los que aseguran que se trata de una construcción templaria. Se remonta al año 1208, y ha sido declarada Monumento Nacional. Se puede visitar los martes de 16:00 a 19:00 horas, y de miércoles a domingo de 10:30 a 13:30 horas y 16:00 a 19:00 horas. El precio de la visita es de dos euros. Los martes por la tarde la visita es gratuita.
- La Iglesia de San Juan, en Castrojeriz: este municipio de la provincia de Burgos tiene la suerte de contar con uno de los monumentos templarios más impresionantes de España. Se trata de una iglesia que originalmente era de estilo románico y estaba vinculada a la orden, aunque en el siglo XVI se erigió una nueva iglesia de estilo gótico alemán. En el templo destacan su claustro, del siglo XIV; las capillas de Santa Ana y Dulce Nombre de Jesús; el Retablo Mayor de estilo barroco, procedente del convento de San Antón, y el retablillo plateresco de Santa Ana.
- El Castillo de la Suda, en Tortosa: actualmente reconvertida en el Parador Nacional de Turismo de Tortosa, esta fortaleza tarraconense del siglo X fue edificada por los Caballeros del Temple junto al río Ebro. Declarado Bien Cultural de Interés Nacional, en el castillo destacan sus numerosas torres defensivas, sobre todo porque cada una es de una forma. Las hay circulares, cuadradas y hasta pentagonales. En su interior se conservan elementos de diferentes etapas de la historia de la villa, como el Pozo Árabe, la Necrópolis Islámica o la medieval Torre del Homenaje.
- La Iglesia de Santa María de Eunate: este templo, además de estar atribuido a los templarios, es una de las principales joyas románicas de la Comunidad Foral de Navarra y una de las iglesias más bonitas del Camino de Santiago. Construida en el año 1170, se halla en la población de Mururzábal, un poco antes de llegar a Puente la Reina, en medio de un gran paraje verde que en verano se llena de girasoles. Su curiosa estructura octogonal recuerda, y mucho, a la ermita segoviana de la Vera Cruz. Su oscuro interior parece sencillo, pero quedaremos fascinados por los 26 capiteles profusamente decorados de sus columnas.
- El Castillo de San Servando, en Toledo: tras cruzar el hermoso Puente de Alcántara, en el casco histórico de la capital toledana, llegamos a esta fortaleza de origen templario que hoy en día acoge un albergue juvenil. Lo mandó construir el rey Alfonso VI en el siglo XI, y fue el monarca quien se lo entregó a los templarios. Posteriormente pasó a manos de los frailes de Santiago, atravesando después por una época de abandono, y fue reconstruido por el arzobispo don Pedro Tenorio en 1386. De estilo principalmente mudéjar, tiene planta cuadrada con muros almenados y torres cilíndricas en tres de sus esquinas. Para llegar a San Servando hay que subir una pronunciada cuesta, pero merece la pena, porque desde el castillo se disfruta de una de las vistas panorámicas más espectaculares de la ciudad de Toledo.