Aranda de Duero en Burgos: lugar de culto del turismo enológico
Si te gusta el enoturismo, no puedes dejar de visitar un lugar de culto al vino. Nos vamos al sur de la provincia de Burgos a descubrir la preciosa Aranda de Duero.
Como capital de la comarca Ribera del Duero se encuentra Aranda de Duero y ya te puedes imaginar por su ubicación que es uno de los lugares de culto para los amantes del enoturismo. Pero Aranda te ofrece mucho más.
Aranda de Duero se enorgullece de contar con el primer mapa urbano en la Península, pero además este rincón del sur de la provincia de Burgos cuenta con un interesante patrimonio monumental y cultural que hará de tu viaje una experiencia inolvidable.
Qué ver en Aranda de Duero
Pasear por las calles de Aranda es un viaje en el tiempo por las diferentes épocas históricas. Abunda el patrimonio religioso en el que destaca la iglesia de Santa María la Real, de estilo gótico y con una portada fabulosa.
También gótica y también digna de una parada es la iglesia de San Juan, con una torre campanario almenada y que alberga el Museo de Arte Sacro en el que te fascinará el retablo plateresco y las pinturas hispano flamencas del siglo XVI.
El Duero te acompañará en todo momento y puedes recorrerte los 3 puentes de Aranda a los que homenajeó Rafael Alberti, el puente Romano, el puente Conchuela y el puente de las Tenerías.
No te pierdas el Museo de Escultura al aire libre o el Paseo de la Virgen. Y si te atreves a llegar hasta las afueras de Aranda de Duero, visita el Museo del Tren ubicado en una antigua estación.
Enoturismo en Aranda de Duero
A pesar de la gran cantidad de patrimonio monumental y cultural, el principal atractivo de Aranda es el vino. El enoturismo encuentra aquí un lugar de culto para apreciar todos los matices del vino Ribera del Duero y puedes empezar a conocer este elixir en el Centro de Interpretación de la Cultura del Vino.
Aunque el plato fuerte lo encontrarás en las bodegas subterráneas. Se trata de toda una experiencia ya que es una red de 7 kilómetros de galerías y túneles que comenzaron a excavarse en época medieval y que están interconectadas entre sí. Hay más de 100 bodegas bajo el suelo de Aranda y la experiencia te fascinará.
Comer en Aranda de Duero
Pero para beber bien hay que comer mejor y estás en el lugar indicado para probar las delicias de la gastronomía burgalesa. Aquí es inevitable el lechazo asado y si vas en junio, comprobarás los motivos de la adoración por este plato en particular gracias a las Jornadas del Lechazo Asado.
Lo cierto es que cualquier cosa que comas sabe exquisita acompañada de un buen Ribera del Duero, pero con vino o sin él, no dejes de probar las tortas de Aranda o la morcilla de Aranda. ¿Y de postre? Empiñonados y yemas pueblan los escaparates de las mejores confiterías.