Aceuchal, el pueblo extremeño de los ajos
Los acebuches, los ajos y el agua son las señas de identidad de Aceuchal, un histórico pueblo con mucho que ofrecer en la provincia extremeña de Badajoz.
Situado al sudoeste de la provincia de Badajoz, en la comarca de Tierra de Barros, Aceuchal es uno de los municipios con más atractivo turístico de esta parte de Extremadura. Su nombre proviene de los acebuchales que rodeaban la villa, y que para quien no lo sepa son un tipo de árbol.
Sólo 10 kilómetros separan el pueblo de la población de Almendalejo, y la capital provincial, la ciudad de Badajoz, se encuentra a 60 kilómetros en coche. El pueblo fue fundado por el rey Alfonso XI en el siglo XIV, y fueron los Reyes Católicos quienes le concedieron el título de Villa, aunque a principios del siglo XIX pasó a pertenecer al partido judicial de Almendralejo.
La localidad se halla en una zona donde confluyen varias corrientes de agua, conocidas como Cien Arroyos, y en todo el municipio abundan los pozos y las fuentes. Y una estatua dedicada al Ajero nos recuerda que los ajos son el producto más típico del pueblo, siendo de gran calidad.
Qué ver en Aceuchal
Comenzamos la visita a Aceuchal haciendo un recorrido por sus lugares de interés, y es la Iglesia de de San Pedro Apóstol la que más llama la atención. Su construcción comenzó en el siglo XV, pero se prolongó hasta el XVIII, por lo que presenta elementos góticos, renacentistas y barrocos. En su interior destacan varios retablos de estilo barroco y la capilla mayor, de la primera mitad del siglo XVIII.
Proseguimos el recorrido por la villa conociendo sus ermitas, siendo la más reseñable la Ermita de San Andrés, de estilo mudéjar. Otras ermitas del pueblo son la de San Antón, la Ermita de Santa Ana, la Ermita de San Felipe, la del Padre Jesús de la Fortaleza, la de la Soledad y la Ermita de San Isidro.
Hay otros edificios que suscitarán nuestro interés, y que darán muy bien en foto, como el antiguo Pósito, del siglo XVIII, que actualmente acoge la Biblioteca Pública Municipal y el Juzgado de Paz; la casa solariega de los Rangel, la Casa de la Encomienda, el edificio del Ayuntamiento o las ilustres casas de los Gutiérrez de Salamanca, los Solís, los Becerra, los Castañeda, los Velasco o los Millán de la Hiz.
Qué hacer en Aceuchal
A la hora de comer, es casi obligado probar su plato más típico, la sopa de Antruejo, cuyo caldo se prepara con piezas de cerdo y con ajos machacados. Y pasiones son las que levantan los dulces que se hacen en el pueblo, como la leche frita al estilo Aceuchal, los pestiños, las empanadas de bizcocho o los perritos piporros, que son típicos de la Semana Santa, una de las celebraciones más populares de esta localidad pacense.
Son muchas las procesiones que salen en la Semana Santa, aunque el acto mas tradicional es el “Canto de la Buena Mujer”, que tiene lugar durante la procesión del Jueves Santo. Otras fiestas señaladas de Aceuchal son la de la San Antón, el 17 de enero; los carnavales, la Jira del Lunes de Pascua, la festividad de Santiago del 25 de julio, la celebración de Nuestra Señora de la Soledad, que tiene lugar los días 7, 8 y 9 de septiembre, o los días de Todos los Santos y de Difuntos, que incluyen tradiciones como la de ir a comer a la zona de San Isidro la “chaquetía”: castañas, nueces, higos, manzanas y almendras.
Y no podemos abandonar Aceuchal sin hacer un recorrido su entorno natural, contemplando los acebuches que le dan nombre a la villa. Ya quedan pocos, porque tanto las encinas como esta especie de árbol se han sido sustituyendo por tierras de cultivos de secano. Sí que quedan junto el río Guadajira algunas especies de ribera, como los olmos o los fresnos, que darán sombra y frescor a nuestro paseo.