La villa medieval de Arévalo, en Ávila

Belén Valdehita
Belén Valdehita 07 Agosto, 2020

Conocida como la Ciudad de los Cinco Linajes, Arévalo es el perfecto ejemplo de cómo eran las grandes villas castellanas en la Edad Media, y de cómo disfrutar de una buena oferta de turismo rural en la actualidad.

Arévalo, en Ávila
Flickr / Lorenmart

A mitad de camino entre las ciudades castellano-leonesas de Ávila y Segovia, pero en tierras abulenses, se halla la villa de Arévalo. Su gran castillo ya nos habla del pasado medieval de este pueblo, que está considerado Conjunto Histórico-Artístico.

Es mucha la historia que encierran sus empedradas calles. Aquí vivió Isabel de Castilla hasta su boda con Fernando de Aragón, dando lugar a los Reyes Católicos. La reina regresó en numerosas ocasiones al pueblo para visitar a su madre y a su hermano. También convivieron durante varios siglos en esta villa cristianos, judíos y musulmanes.

Se la conoce como la “Ciudad de los Cinco Linajes”, ya que cinco fueron las familias que gobernaban estas tierras hace siglos: Los Briceños, Los Sedeños, Los Montalvos, Los Verdugos y Los Tapias. Hoy en día es la capital de la comarca de la Moraña, también llamada Tierra de Arévalo, y es famosa por su oferta de arte románico-mudéjar castellano y por unos deliciosos garbanzos blancos y tiernos que aquí se cultivan, entre otros muchos encantos.

Castillo de Arévalo, en Ávila
ciudad.arevalo.es

Qué ver en Arévalo

Prepárate, porque en Arévalo hay mucho que patear y que ver. Comenzamos nuestro recorrido en el Castillo de Arévalo, del siglo XV. Se construyó con fines puramente defensivos, pero su imagen actual es el resultado de una nueva fortaleza realizada entre los siglos XVI y el XX. Durante ese tiempo el castillo funcionó como residencia para los nobles de la corte, como cárcel y hasta como cementerio. A mediados del siglo XX se convirtió en un enorme granero con capacidad para más de un millón de kilos de cereal. Actualmente acoge el “Museo de los Cereales”, que gestiona el Ministerio de Agricultura.

Apenas quedan restos de la antigua muralla, sólo algunos muy restaurados, como la puerta conocida como el Arco del Alcocer o Arco de la Cárcel, que tras ser utilizada como prisión hace siglos, hoy en día acoge la oficina de turismo de la villa. Lo que sí sobrevive es un gran número de iglesias, como la de Santa María la Mayor, original del siglo XII y de estilo mudéjar; la Iglesia de Santo Domingo de Silos, la de San Miguel, la de El Salvador, la de San Nicolás de Bari, la de San Juan Bautista o la Iglesia de San Martín, popularmente llamada la de “Las Torres Gemelas”, por contar con dos estilizadas torres, y que desde 1911 no ofrece culto.

Tras la iglesias, nos quedan por visitar las ermitas, y de verdad que merece la pena conocerlas, porque son muy bonitas. Está la ermita renacentista de la Virgen del Camino y la Ermita de La Lugareja, del siglo XII, que fue declarada monumento histórico-artístico en 1931. Reserva fuerzas, que vienen los palacios y las casas nobles, como el Palacio de los Sedeño, el de Gutiérrez-Altamirano, el Palacio de Cárdenas, el Palacio de Río Ungría, el Palacio de Ballesteros Ronquillo o la Casa de las Milicias Concejiles, entre otros.

Ermita de la Lugareja, en Arévalo, Ávila
ciudad.arevalo.es

Qué hacer en Arévalo

Si eres aficionado a los platos de carne, vas a disfrutar con la receta más típica de Arévalo, el cochinillo o tostón asado, aunque también puedes dar buena cuenta de asados de cordero y de cabrito. No hay que olvidar la gran calidad de los garbanzos de esta tierra, que son de gran tamaño pero quedan muy tiernos, siendo ideales para guisos. Y en otoño, no faltan ricos platos y tapas elaborados con los níscalos que se recogen en los pinares de la zona.

En esta parte de Ávila se pueden practicar cómodas rutas de senderismo o de ciclismo, ya que el terreno de La Moraña es muy llano. Son parajes de pinar y de campos de cereal, aunque hay también bonitas zonas de ribera junto a los ríos Adaja y Arevalillo.

Y si quieres conocer Arévalo en fiestas, apunta esta fecha: el siete de julio. Además de San Fermín, es el día de su patrón, San Vitorino Mártir, y comienzan las fiestas patronales. Se monta un recinto ferial, hay desfile de gigantes y cabezudos, concentraciones de peñas, conciertos, y otras muchas actividades.

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