Turballos, la preciosa pedanía de Muro de Alcoy
El tiempo parece haberse parado en la localidad de Turballos, un encantador destino en el municipio alicantino de Muros de Alcoy.
A poco más de 10 kilómetros del municipio de Alcoy, en la Comunidad Valenciana, se encuentra la localidad alicantina de Muro de Alcoy, que forma parte de la comarca del El Comtat. Se halla entre los ríos Serpis y Agres, y posee un maravilloso entorno natural, protagonizado por bellos parajes naturales cuajados de pinos y de árboles frutales, especialmente de almendros, que pintan el paisaje de blanco en primavera. Y como telón de fondo, la Sierra Mariola.
A su término municipal pertenecen las pedanías de Alquería Jordá, Setla de Nunyes, Benamer y Turballos, siendo en conjunto un magnífico destino turístico en el interior de Alicante para cualquier época del año. Pero hay que dedicar tiempo para visitar la pequeña población de Turballos, y recorrer sus calles empedradas jalonadas por casas de estilo tradicional. Y muy, muy cerca se encuentra la bonita Albufera de Gaianes.
Qué ver y hacer en Turballos
El diminuto tamaño de esta pedanía de Muro de Alcoy no le resta ni un ápice de belleza. Situada al pie de la sierra de Benicadell, posee un entorno natural único. Son muy pocos los habitantes censados en su pequeño término, y eso nos permitirá recorrerlo sin ningún tipo de aglomeraciones o ruidos.
Actualmente se conservan 18 casas restauradas y una iglesia dedicada a San Francisco de Paula. Celebran sus fiestas patronales el tercer domingo de septiembre, y en el mes de mayo tiene lugar la Fiesta del Benicadell, que recibe este nombre por hallarse la pedanía junto a la sierra del mismo nombre. Esta festividad incluye actividades relacionadas con el medio ambiente y su sostenibilidad.
La paz y la tranquilidad que se respira en sus bonitas calles empedradas tiene mucho que ver con una comunidad cristiana que allí vive desde los años 70 y que promueve la sencillez y la no-violencia.
La comunidad pacifista del Padre Vicente Micó
Aunque Turballos experimentó un cierto crecimiento entre los siglos XVIII y XIX, esta pedanía alicantina quedó deshabitada durante el siglo XX. Pero, a finales de la década de los 70 del siglo pasado, un religioso llamado Vicente Micó impulsó, junto a unos cuantos matrimonios, la creación de una comunidad totalmente pacifista, ecologista y autosuficiente.
Fueron ellos los que reconstruyeron algunas de las casas de esta aldea, y han seguido viviendo en ella durante todos estos años. El “Pare Vicent”, como le conocían en su congregación, falleció el 11 de enero de 2018, a los 90 años de edad. Pero su espíritu y su comunidad siguen manteniendo sus principios de la sencillez y la no-violencia.
Actualmente se denominan como una “Comunidad Ecuménica y No-Violenta”, y han creado un centro espiritual para atraer a personas que deseen una vida tranquila y silenciosa. También organizan talleres y retiros en los pueden participar los que los deseen, pero siempre cumpliendo las máximas de la comunidad, como la oración diaria, el trabajo manual y artesanal, la comida comunitaria vegetariana y, por supuesto, la no violencia y la sencillez, prescindiendo de cosas como el teléfono o la electricidad.