Una ruta costera para disfrutar entre Calpe y Benissa

La provincia de Alicante es conocida especialmente por su costa, y no es para menos. Sus playas y calas son de gran belleza e invitan a cualquiera a darse un buen chapuzón. Ir a pasar el día a alguna de ellas es, sin duda, un plan perfecto, pero ¿y si pudieras recorrerlas prácticamente todas entre Calpe y Benissa y darte un chapuzón en cada una ellas?

Existe una ruta de 17 kilómetros, de ida y vuelta, que empieza en el Peñón de Ifach, que pertenece a Calpe, y acaba en la Cala Baladrar de Benissa. En este recorrido se pueden observar algunos de los rincones más bonitos de la Costa Blanca, en la comarca de la Marina Alta.

Sendero entre Calpe y Benissa

Esta sencilla ruta entre Calpe y Benissa se puede realizar durante todo el año, siempre y cuando el tiempo acompañe, y es apta para prácticamente todas las personas. Todo el sendero transcurre junto a la costa, ofreciendo unas bonitas vistas al mar entre las que sobresalen pequeñas calas y playas, así como algunos merenderos y restaurantes en los que poder para a retomar fuerzas.

A lo largo del recorrido hay paneles informativos en los que se trata la biodiversidad de toda la zona, desde su flora a su fauna, su historia o su composición geológica. También indican, como es lógico, el recorrido a seguir, y, cuando es posible, la posibilidad de descender hasta una cala o seguir sobre los acantilados.

Algunas de las playas y calas por las que se pasa son la cala del Mallorquí, la cala Les Bassetes o la playa de la Fustera, ya en Benissa. Esta última tiene un restaurante y dispone de algunos servicios, no siendo tan salvaje como las anteriores. Paseando se llega a la pequeña cala del Pinet, de aguas transparentes, y más adelante a la cala Llobella, incómoda para descansar por sus grandes piedras pero ideal para el buceo. Dos de las últimas playas son la calmada cala de Advocat y la de Baladrar, que dispone de un chiringuito y bonitas vistas donde poder acabar el recorrido.

Cómo hacer la ruta entre Calpe y Benissa

A la hora de planificar la ruta, la primera premisa será decidir si se hace solo de ida o de ida y vuelta. Si existe la posibilidad de que alguien te pueda recoger al final de la misma, lo ideal sería hacerla únicamente de ida para poder disfrutar tranquilamente de las vistas, informarse sobre el lugar que se está visitando y, por supuesto, darse un baño. Haciéndolo así, el tiempo estimado del recorrido es de unas 4 horas.

Tiene una dificultad técnica nula y, en cuanto a las capacidades físicas necesarias, se puede decir que es apta para todos los públicos, aunque las subidas y bajadas son constantes aunque suaves. No deben mostrar ningún impedimento para aquellas personas que están habituadas a andar en la naturaleza.

En cuanto a qué llevar, no hace falta ningún equipamiento especial, salvo unas buenas y cómodas zapatillas de senderismo, ropa adecuada en función de la época del año (teniendo en cuenta si podemos bañarnos), crema solar, gafas de sol y sombrero o gorra. Por supuesto, siempre hay que llevar agua en abundancia y algo de comer, teniendo en cuenta que sea especialmente energético como frutos secos.